El equipo de Russo sumó su cuarta derrota consecutiva en su visita a Estudiantes en la cancha de Quilmes el sábado por la noche. En el primer tiempo Racing aguantó el partido y hasta pudo sacar ventaja, pero en la segunda parte Estudiantes demolió a la Academia.
Miguel Russo planteó un partido amarrete, con cinco jugadores en el fondo, tres volantes que tenían como misión contener más a los volantes de Estudiantes que pensar en el arco rival, a un Lugüercio que sigue corriendo todo pero no produce nada y a un solitario Claudio Bieler que está totalmente desmoralizado producto de casi no contar con posibilidades concretas de llegar a la red.
En el primer tiempo Racing contuvo al temido Estudiantes de Sabella, y hasta pudo haber abierto el marcador, producto de la rápida salida en contragolpe y algún que otro momento de buen fútbol, de esta manera tuvo dos claras, a los 29 Lluy mandó un centro desde la derecha que Lugüercio cabeceó en forma exigida y fue a las manos de Orión, que sacó largo pero enseguida vino una excelente contra con lujo de Bieler para dejar sólo a Fernández que desde la derecha y con pierna derecha tiró apenas desviado del primer palo.
Las más claras del Pincha también fueron en forma consecutiva, a los 38 Braña remató desde afuera y De Olivera se lució sacando por arriba del travesaño, pero en ese tiro de esquina permitió que Pereyra le cabeceara dentro del área chica, por suerte desviado.
La primera etapa terminó con la sensación de que Russo había acertado en el planteo, ya que su equipo nunca sucumbió frente a un equipo que tiene ya cinco años de ruedo y un ciclo exitoso encima, pero todo se vino abajo cuando en el primer minuto de juego del segundo tiempo un pelotazo cruzado de Mercado desde la derecha que despejó corto la defensa visitante hizo que la pelota quedara en los pies de Enzo Pérez al borde del área entrando bien de diez, el mendocino no tuvo más que elegir el lugar y se la cruzó a De Olivera.
Ese gol cambió todos los planes de Russo, que durante toda la semana les había enseñado a sus dirigidos cómo defenderse, pero parecía que nunca les había dicho que debían hacer en ataque, eso estaba librado al azar, y para colmo en una jugada rara, a los diez minutos, Mercado se encontró sólo en la misma posición en la que su compañero había abierto el marcador y sin presión de sus ex compañeros remató en forma potente para poner el 2-0.
Los otros 35 minutos solo sirvieron para mostrar la impotencia de un equipo que produce nada en ataque y para mostrar la jerarquía de un EQUIPO, con mayúsculas, que sabe a qué juega.
En lo que quedó de partido Estudiantes hizo circular pelota, con Verón mostrándose todo el tiempo como eje para moverla de acá para allá, mientras que en Racing, salvo cuando la tenía Yacob, eran todos arranques individuales, parecía que cada uno quería salvarse con su jugada, y en esa premisa, el único que estuvo cerca de la salvación fue José Luis Fernández.
Las realidades de ambos clubes, que supieron tener míticos duelos en los finales de la década del sesenta son bien opuestas, los locales por ahora son punteros, mientras que Racing no puede salir del pozo y empieza a mirar otra vez la tabla de los promedios.
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