lunes, 27 de septiembre de 2010

La gente, un testigo más

En un encuentro aburrido y con muchas patadas, lo único bueno fue la gente de Racing que realizó su propia fiesta.

Terminó el encuentro ante Lanús y ya se empezó a imaginarse cómo iba a ser el viaje hasta Victoria. Vamos en auto tranquilos dos horas antes, o nos tomamos el tren y nos bajamos en Béccar o en Victoria. Lo importante era estar presente para alentar al club de nuestras vidas.

Luego de imaginarnos como iba a ser el viaje y quienes iban a ir, llegó una noticia que tomó de sorpresa a todos. No se van a vender entradas ante Tigre. Y bueno sólo van a poder ir los que tengan pack o, de alguna u otra manera, vamos a conseguir una entradita.

El encuentro empezaba 18.10 y lentamente fue llegando el público visitante. Con la cancha semi vacía se empezaron a escuchar las primeras diferencias entre los dos equipos: “Comprate una cancha Tigre”, “Vos no sos de Tigre, sos de Boca o de River”.

Finalizó el partido de reserva y ya el sector de Racing se encontraba repleto. Muchísima gente se acercó a la cancha del Matador esperando una victoria que los ponga devuelta en la lucha por el Torneo Apertura.

Y ahí salió Racing, justo cuando estaba entrando La Guardia Imperial. “Por esta hinchada loca, seguro que no hay, te sigue a todas partes, te alienta hasta el final, porque tenemo aguante, aguante de verdad, es la número 1, es la Guardia Imperial”.

Los jugadores se ubicaban en la cancha, los técnicos se sentaban en sus butacas y el árbitro, Federico Beligoy (un desastre como siempre que dirige a Racing), esperaba la señal de los encargados de la televisión para dar comienzo al partido.

Sonó el silbato y se empezó a escuchar la canción que explotó el último encuentro de la “Academia” ante el “Granate”: “Hay que alentar todos juntos por esos colores, solo te pido mas huevos para ser campeones, no hay que parar de alentar, la vuelta vamos a dar”.

El tiempo pasaba y el partido no levantaba vuelo, Gio tiraba lujos y Fernández corría como loco, en las tribunas seguía mandando Racing.

Cerca del final del primer tiempo, y al no tener nada que ver, La Guardia Imperial dejó en claro lo que significa Racing Club para todos los hinchas académicos: “Dejo todo por la Academia, ganes o pierdas te sigo igual, un sentimiento inexplicable que se lleva adentro no puedo parar”.

Terminaron los primeros 45 minutos y era tiempo de ir a tomar o a comer algo, de ir al baño para aquel que no aguantaba más, de hablar con ese amigo que te ves una vez por semana, todo esto mientras los bombos seguían haciendo su fiesta.

Comenzó el segundo tiempo y la gente se terminaba de ubicar, y el aliento volvía a sonar. Racing salió a la segunda mitad sin realizar ninguna modificación.

El conjunto albiceleste tenía la pelota pero le faltaba profundidad, lejos de esa realidad la hinchada empezó a hacer su propia fiesta: “Yo sé cómo van yo como vienen, si vas a la cancha vas en celular, si vos sos amigo de toda la yuta y con la academia vos no te plantas”.

La gente saltaba como si estuviera intentando derrumbar la popular visitante, se prendían bengalas de humo, si no te contagias con esto, no te contagias con nada hermano.

Y ya el partido no importaba, nada tenía sentido en ese momento sólo importaba dejar la garganta en esa tribunita “Viniste a los quinchos, tiraste unos tiros y con uno menos te fuiste a Fiorito, si vos arreglaste con la policía, vos no te sacaste la chapar de ortiva, sos cagón sos cagón”.

A todo esto el partido seguía igual, no se encontraba el rumbo, se peleaba mucho en el medio, más que un partido era una batalla de la edad media. En ese instante, el técnico de Racing, Miguel Ángel Russo, decide mover las fichas y hacer una modificación.

Russo llamó a Gabriel Hauche y en la cancha se escuchaba “Vamos Racing que ahora hay que ganar”, “Vamos para adelante”. Pero sorpresivamente al que le tocó salir fue a Pablo Lugüercio. La hinchada explotó: “oh Russo sos cagón, sos cagón, sos cagón, Russo sos cagón”, “Andate Russo la….”.

El tiempo siguió pasando y el director técnico decide llamar al volante Luis Benítez, otro error de Russo: “Ponelo a Bieler, la…”.

El encuentro finalizó empatados, la gente se fue decepcionada porque necesitaban una victoria para seguir escalando en la tabla, pero para algunos el punto sirve.

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