lunes, 13 de septiembre de 2010

Mercado libre

El equipo de Russo sumó su cuarta derrota en serie tras caer 2-0 ante Estudiantes. Luego de un primer tiempo prometedor, las aspiraciones se desvanecieron cuando Enzo Pérez anotó a los 35” del complemento. La respuesta tras el gol, en todos los aspectos, fue deplorable. El gol de Gabriel Mercado sirvió para sellar el resultado y avanzar sobre la tan afamada “ley del ex”.

“¿Dónde está el fondo?”, se preguntaba a viva voz un técnico reconocido en una rueda de café bien futbolera cuando le consultaban sobre cómo podía sacar al equipo que dirigía del mal momento futbolístico que atravesaba. Tras el silencio que imprimió tal reflexión, dijo: “Es así: quisiera saber si tocamos fondo esta, la otra o dentro de dos fechas. A partir de ahí, arranco con la reconstrucción. Mientras tanto es muy difícil, porque no sé si lo peor está por venir…”, dejando un clima envuelto en reflexión.

Es factible que tal anécdota sirva para ilustrar el momento que está viviendo Racing. De mal en peor. Un equipo que se caracterizaba por la solidez defensiva, el aplomo para encarar los partidos y que con la llegada de refuerzos de “jerarquía” iba a garantizarse vuelo ofensivo y un golpe de calidad que le permita codearse con los puestos de vanguardia. La derrota ante Colón se había encargado de despejar un objetivo: pelear arriba. Por las declaraciones de los jugadores en la semana previa al choque ante Estudiantes y el mensaje enviado por el DT a partir del equipo/sistema que optó para medirse ante los de Sabella, la premisa era no perder. Y cuando jugas a no perder… perdés.

Antes de desarrollar el desenlace del primer tiempo, se impone decir que Racing no jugó ante el mejor Estudiantes. Sí, se enfrentó ante un equipo con todas las letras que permite darse licencias con algunos apellidos importantes que ya no están (o hicieron banco) y colocar a jugadores de menor valía. Orión, Desábato y los volantes forman parte del mejor Estudiantes. El resto pugna por un lugar o directamente son “franqueros”. Sin embargo, le costó tomarle la vuelta a un Racing que desde los primeros minutos dejó en claro las intenciones que tenía: recuperar en su propio campo y salir disparado por las bandas. Aunque la primera llegada de riesgo no se produjo por lo planificado, sino por la falta de cálculo de Desábato que no logró despejar y Bieler no aprovechó al impactar presurosamente y mal.

Primaba la idea racinguista en el match, ya que los centrales no pasaban sobresaltos producto de la recuperación en la zona de medios y el vuelo vertical que proponía Racing en ofensiva daba sus frutos. De esta forma llegó un remate que se fue apenas afuera de José Fernández, un derechazo de Licht tras una oportuna diagonal de Bieler para allanar los caminos y un cabezazo de Lugüercio que fue la culminación de una elaboración asociada en ofensiva. Las bandas eran de Lluy y Licht y por el centro Toranzo administraba prolijamente todo lo que pasaba por su alrededor, mas la inquietud que le trasladaba José Fernández a los pinchas por el andar por todos los sectores de su defensa. Aunque hubo dos indicios que desnudaron lo que podía venirse en la noche quilmeña: las diagonales de Enzo Pérez bien aprovechadas por Verón y las continuas faltas de Yacob (5), que denostaban el predominio local en ese sector. La situación más clara que tuvo Estudiantes en el primer tiempo fue a raíz de un buen pase del capitán local al autor del primer gol, que tras meter el centro bajo, no pudo ser capitalizado por Auzqui por la buena intervención de De Olivera. A esa situación se le agregó un cabezazo que desperdicio Pereyra, y no mucho más.

Se hubiese apiadado de nosotros Pablo Lunati si gozase de la chance de finalizar el partido a los 15’, más o menos, del segundo tiempo. No así de los locales, que no solo disfrutaron de una agradable noche en lo climatológico sino de un espectáculo de ballet de su equipo. Estudiantes se propuso hacer poner de pie a su público y cosechar aplausos de auditorio sin patearle al arco a su rival, tras los gritos logrados por Enzo Pérez (35”) y Mercado (10’). Vaya si pudo. Los plateístas locales vivieron todo el complemento de pie y con una mueca exultante por el toqueteo que su equipo le propinó a un rival sin respuestas futbolísticas y espirituales. Un Racing que perdió el partido en el mismísimo momento que el León se puso en ventaja. De haber sido básquet, los DT cruzaban las manos a los 15’ minutos del complemento, en un claro gesto de duelo concluido.

Una derrota más, que suena a costumbre. Un club que sigue acrecentando grises, más dudas que certezas y donde predominan los interrogantes por sobre las respuestas.

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