lunes, 13 de septiembre de 2010

El gol del desorden

El planteo táctico de Miguel Ángel Russo, con cinco en el fondo, resultó efectivo en los primeros 45 minutos. Los jugadores cumplían a rajatabla su trabajo de ida y vuelta, apretaban en el medio y atacaban por afuera. Sin embargo, en solo un minuto del complemento, la teoría elaborada en la semana se derrumbó y no hubo otra salida que la hecatombe total.

Racing jugó un prolijo primer tiempo. Russo había modificado su esquema y en la semana había practicado con línea de cinco en el fondo. La idea era soltar a Fernández y a Toranzo para que ellos fueran los encargados de generar juego y abastecer a Lugüercio y a Bieler, quien cada vez juega más lejos de sus compañeros.

Todo parecía estar saliendo bien. Martínez, Aveldaño y Cahais se quedaban en la cueva, mientras que Lluy y Licht pasaban al ataque constantemente y se mostraban como opciones de salida.

En el medio, Yacob se les plantaba a Verón y a Braña, en tanto que Toranzo (increíblemente impreciso en la pelota parada) trataba de asociarse con José Luís Fernández (gran promesa) para tratar la pelota a ras del suelo.

En la delantera, Bieler se hacía importante cada vez que retrocedía unos metros y funcionaba como pivote. El santafesino habilitaba a sus compañeros con toques de primera y demostraba tener la visión de la cancha en su cabeza. Sin embargo, en la etapa final se metió nuevamente, como en los anteriores partidos, entre los dos centrales y fue absorbido.

Pese a que el gol no había llegado, el primer tiempo terminó con balance positivo para el equipo visitante. Se debían ajustar las marcas en los corner, ya que Pereyra casi marca de cabeza, pero en líneas generales Racing había sido más que Estudiantes.

No obstante, La Academia está predestinada al desorden. Contrariamente a lo que había pasado en las dos últimas visitas a La Bombonera, en las que Boca se puso en ventaja y Racing lo dio vuelta, esta vez el gol del rival liquidó moralmente al equipo y esfumó toda idea táctica.

El tanto de Enzo Pérez al minuto del segundo tiempo borró de la cancha a Racing. No hubo reacción, se desfiguró totalmente la línea de cinco, ya que Lluy no pasaba al ataque y Licht lo hacía desesperadamente (se notó su identificación con Gimnasia).

Toranzo dejó rápidamente la cancha y toda la responsabilidad de juego cayó sobre Fernández, quien debió correrse hacia el centro por la eventual posición de Licht en el mediocampo. Ni Castroman, que quiere eludir hasta el banco de suplentes contrario, ni Hauche, a quien no se lo nota físicamente igual que en Argentinos, tuvieron peso en ofensiva.

La pelota no pasaba por Yacob para ser distribuida. Todo era pelotazo desde el fondo para los de arriba o, mejor dicho, para que Desábato, Ferderico Fernández y compañía se cansaran de rechazar los mil y un centros sin destino.

El “oooole” que bajaba de la tribuna de Estudiantes alteró aún más los nervios de los jugadores y las combinaciones colectivas desaparecieron. Todo era intento individual, pero siempre aparecían los hombres locales para cortar el avance. El desorden volvió a Racing, quien por primera vez en el Apertura perdió un segundo tiempo.

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