domingo, 26 de septiembre de 2010

No vale chumbar

Luego de la goleada frente a Lanús, La Academia debía viajar a Victoria con la intención de seguir sumando. Finalmente eso se consiguió después de un aburrido 0-0 en el Monumental de Victoria. Luchado en la mitad de la cancha, sin riesgo ni emociones describen los 90 minutos que lo único que dejaron es una irritación en los ojos.

La hermosa tarde de sol, iluminaba el estadio Don José Dellagiovanna en donde tanto Racing como Tigre se daban cita para disputar la octava fecha del torneo Apertura. Con la premisa de seguir sumando, ya que el conjunto dirigido por Miguel Ángel Russo venia de golear a Lanús por 4-0, los once que salieron a la cancha fueron los mismos. Lamentablemente el desenlace no…

Durante el transcurso de los primeros minutos, ambos equipos se estudiaron. En la previa, era de suponer (conociendo a Caruso Lombardi) que el técnico de Tigre no iba a arriesgar (menos de local) y con dos líneas de 4 bien plantadas, intentaron constantemente cortar el lazo Toranzo-Giovanni Moreno que de a ratos funciono. Digo de a ratos ya que la mejor jugada colectiva de Racing fue producto de un “toqueteo” entre el Pato y Gio en mitad de cancha que luego desencadeno en un pase en cortada para la aparición de Pablo Lugüercio que no pudo definir con éxito ante la atenta mirada de Ardente.

Un capítulo aparte para las patadas. Tanto Diego Castaño como Román Martínez, tenían, aparentemente, una mira telescópica que apuntaba directamente hacia las piernas del 10 académico que se paso más tiempo en el piso que parado. Un detalle no menor es la cantidad de faltas que provocó el conjunto de Victoria. Nada más ni nada menos que 20 en 25 minutos.

Faltando poco para que finalice el primer tiempo, muchos corazones racinguistas se detuvieron por un instante. A los 35 minutos del primer tiempo y luego de una batalla campal en el punto del penal, la pelota ingresó al arco que defendió Jorge De Olivera pero, para suerte de muchos, fue anulado por una falta previa sobre Claudio Yacob.

Lugüercio tan aislado en la delantera y Giovanni Moreno rodeado por piernas contrarias, marcaron el destino de un primer tiempo que se pareció mucho al complemento en donde las situaciones de riesgo y los goles, jugaron a la escondida.

Paradójicamente, más allá de la cantidad de faltas producidas por el equipo local, Racing se llevo más cantidad de amonestados (Ayala, Cahais y Toranzo) que Tigre que solo tuvo dos (Castaño y Telechea). Federico Beligoy, les dio libertad condicional a Pérez y Galmarini quienes tendrían que haber visitado el vestuario antes de lo previsto.

Hauche por Luguercio y Benítez por Lluy. Remplazo de nombres que no modificaron el transcurso del partido. Quizás, Russo, debió realizarlos antes pero poco a poco ambos conjuntos se fueron enamorando del empate con el correr de los minutos.

Roberto Fabián Ayala coronó la tarde/noche con una frase que es cierta. “Sumar es positivo”, y además, agregó que “Sumar le da confianza al equipo y más cuando venís de cuatro derrotas consecutivas”. Cabe destacar que este resultado no se daba hace 14 fechas cuando Racing empató con Godoy Cruz.

Entre jugada y jugada, los bostezos se convertían en los protagonistas indiscutidos de la noche y para llegar en óptimas condiciones a la próxima fecha frente a Huracán el sábado a las 20.30 hay que ir reservando un turno con el oftalmólogo.

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