sábado, 3 de abril de 2010

Un diluvio aguó la fiesta en Tucumán

Racing y Atlético apenas jugaron 23 minutos por la intensa lluvia sin abrir el marcador. En ese lapso de tiempo, De Olivera atajó un penal.

En las tribunas había clima de fiesta. Todo era celeste y blanco ya que ambos conjuntos comparten los mismos colores. Pero hubo una visita inesperada: la lluvia. De entrada se preveía que iba a ser complicado jugar al fútbol, porque además del agua el viento tendría un papel preponderante.

Racing contaba con el viento a favor y lo intentó aprovechar de entrada llevándose al equipo local contra su propio arco. Lo arrinconó en los primeros minutos, Bieler no pudo rematar claro en una jugada y enseguida Hauche se perdió increíble un mano a mano frente al portero. El reloj marcaba 2 minutos… y valga el juego de palabras, la defensa local hacía agua; el sistema de tres atrás, implementado para este partido por el técnico de los tucumanos, era una invitación para los delanteros académicos.

Otro inconveniente hubo para los racinguistas que seguíamos el partido a la distancia: problema con la señal. Por lo que prácticamente poco se pudo apreciar del tramo que disputaron en el Norte. A sufrir por radio.

La cancha era una laguna en varias partes y, en estos casos, es sabido que los errores abundan, el gol podía llegar de esa manera. Además, que se recomienda probar de media distancia buscando un pique y la velocidad que toma la pelota complicando a los arqueros.

Russo pedía a gritos que el partido no podía continuar viendo que era imposible jugar, los jugadores pateaban para adelante y la pelota “moría” en un charco, se les frenaba. No se entendía porqué Favale hacía continuar el cotejo. Para suerte del árbitro (le hubieran recriminado la suspensión minutos antes generando una polémica), De Olivera atajó con los pies el penal ejecutado por la “pulga” Rodríguez. Iban 16 minutos… Podía ocurrir cualquier cosa en la cancha de waterpolo.

En la jugada siguiente, Rosano remató de lejos probando al arquero llevando peligro más que nada por la situación del campo. El técnico de Racing seguía con la intención lógica de suspender el encuentro pero Favale no hacía caso… hasta que a los 23 minutos, el árbitro dijo “no va más” en una decisión obvia pero que no se explica por qué demoró tanto en realizarla.

Racing y Atlético, una final por la permanencia, deberán jugar 67 minutos no se sabe cuándo ya que habrá partido en la semana y el fixture – debido al mundial – es acotado. La buena noticia para Russo, en todo caso, es que los jugadores no estarán tan desgastados físicamente para el próximo compromiso en Avellaneda.

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