lunes, 12 de abril de 2010

Cuando en el fútbol se da la lógica de la razón

Estudiantes, tal vez el mejor equipo, se enfrentó a, tal vez, uno de los peores de los últimos años. Si a esto le agregamos el gran nivel del primero en contraste con la pálida imagen del segundo, el resultado es claro: una goleada para el Pincha.

La previa indicaba que un triunfo de Estudiantes era lo más lógico. Jugando de local, sabiendo que un triunfo lo llevaría a ponerse a tan sólo 1 punto de Godoy Cruz, teniendo en cuenta el pasado reciente que lo encuentra al Pincha luchando y estando a solamente unos pocos minutos de coronarse campeón del Mundial de Clubes. Todo esto contrastado a un Racing que en los últimos años lucha únicamente por salvarse de la promoción, y que el presente no es ajeno a esta situación: el club se ubica en la zona roja del descenso y en los últimos puestos de la tabla de posiciones. Teniendo en cuenta estas premisas, una goleada pensada a priori, antes de comenzar el partido, podía llegar a resonar lógica. Sin embargo, y eso es lo que hace a este deporte el más atractivo de todos, la razón pocas veces triunfa por sobre lo espontáneo, por sobre la “dinámica de lo impensado”. Pero en Quilmes ganó la lógica de la razón.

Si a todo lo anteriormente dicho le sumamos un mal planteo estratégico diseñado por el técnico, todavía el lector puede encontrar más fundamentos para explicar tal abultada derrota. Russo tal vez pensó que, tras prescindir Estudiantes de sus dos mejores figuras (Verón y Boselli), el local no sería tan punzante y efectivo a la hora de atacar y, por lo tanto, un planteo defensivo sería el ideal para contrarrestar a los jugadores de Sabella. Pero claro que esto estuvo lejos de ser así. José Sosa, Benítez y Pérez hicieron lo que desearon ante un sistema conservador que no sólo espero, sino también marcó a distancia, sin presionarlos.

Otro aspecto a tener en cuenta es el paupérrimo nivel mostrado por los dirigidos por Miguel Ángel Russo. Los dos pilares sobre los cuales La Academia parecía estar edificando su remontada futbolística se desmoronaron rápidamente. Ni presión ni actitud se vieron en Racing.

Borrón y cuenta nueva es lo que deberá hacerse para enfrentar de la mejor manera las 5 fechas que restan. El club de Avellaneda no está en condiciones de sufrir papelones como el de hoy cuando su futuro en la Primera División, lejos de estar resulto, lo pone día a día cada vez más contra el pabellón de fusilamiento. La Academia tiene que vender las derrotas muy caras, y si la promoción se encuentra al final del recorrido más vale llegar a ella con la frente en alto, porque más encuentros como el de hoy sólo harán que la lógica de la razón, ante un equipo del Nacional B, dé a favor del que tiene aspiraciones a ascender. Y eso sería un insulto gravísimo para la historia de Racing Club de Avellaneda.

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