miércoles, 3 de marzo de 2010

Racing empató con Huracán y se hunde cada vez más en la promoción

La Academia igualó en uno ante el Globo en un partido que tenía controlado hasta el minuto 44 de la segunda etapa cuando Domínguez conectó un centro frontal con su cabeza. De esta forma, los dirigidos por Russo parecieran estar metidos en un pozo con dudosa salida a corto plazo.

Faltaban tan sólo 3 minutos, 180 segundos para que finalizara el partido. Este cronista ya tenía en mente el título: “Sin fútbol pero con mucho corazón, Racing triunfó”. En este momento, aquella frase carece de razón lógica, ya no tiene mucho sentido detenerse a pensar en la garra de Lluy o de Mercado al ir a buscar pelotas que parecían siempre perdidas pero que ellos se la rebuscaban para ganarlas. Cualquier análisis del encuentro, cualquier intento por destacar lo mejor de La Academia en esos 89 minutos, tampoco cobra demasiada importancia. Expresar que Ayala tuvo un segundo tiempo más que aceptable, que el conjunto albiceleste en ningún momento fue superado por su rival, hubieran sido buenos argumentos de una victoria que ya estaba en boca de todos los hinchas, en las palmas de todos los simpatizantes locales. Pero apareció Domínguez y todo lo que anteriormente podría haberse dicho del cotejo repentinamente cobró nulo significado. Ya con el resultado puesto, lo primero que uno atiene a decir con lamento es: Si Racing debe jugar la promoción o debe resignarse a perder la categoría, que sea así, con el corazón en la mano.

Resulta extremadamente fácil opinar ahora, con el diario del lunes, que La Acadé resignó la posibilidad de aumentar el marcador durante toda la segunda etapa. La única jugada que vale destacar de peligro fue el cabezazo de Cahais que se fue apenas desviado sobre el palo derecho de Monzón. Pero, al mismo tiempo, Racing pudo engranar eficientemente sus líneas defensivas para no sufrir ataques de su oponente. Huracán tuvo el dominio del balón la mayor parte de la segunda etapa, pero nunca pudo crear siquiera una situación clara de gol.

Claro que el desarrollo del encuentro, como se está señalando con un equipo en posesión clara del útil mientras el otro sacaba ventaja de su solidez, se produjo luego del tanto convertido por Bieler a los 16 de la primera etapa: El goleador remató desde 25 metros y el balón, con mucho ayuda del arquero del Globo, logró colarse entre los guantes del portero y el palo.

El partido fue, a grandes rasgos, mal jugado. Las imprecisiones, debido, en gran parte, al nerviosismo proveniente desde afuera del césped, no daban lugar a un encuentro con situaciones de gol claras ni a jugadas colectivas. Por lo tanto, todo se resumía a pelotazos y errores: el tanto del local es una clara evidencia de ello.

Más allá de lo chato del partido, los dirigidos por Russo demostraron una férrea defensa como en ninguna otra fecha habían podido mostrar. Los jugadores, finalmente, parecieron estar compenetrados en la causa “salvar a Racing del descenso”, dejando alma y vida en cada disputa por la pelota. Pero nada de esto sirvió a la larga. La Academia terminó chocando con sus propias limitaciones, que se vieron en el hecho de reemplazar a un hombre de experiencia por un chico que recién empieza a formarse, quien terminó por cometer la falta del empate de Huracán. Si bien el club de Avellaneda pudo incorporar 4 jugadores de gran talla, dos de ellos estuvieron ausentes y el resto de los 11 que disputaron hoy el choque ante los de Parque Patricio son los mismos que el campeonato pasado sumaron apenas 17 unidades. No hay que olvidarse de este pequeño detalle. Racing sigue pagando, y seguirá haciéndolo hasta quién sabe cuándo, los horrores que se cometieron en la contratación de Claudio Vivas y de los tantos futbolistas de relleno traídos por Caruso Lombardi.

Lo último que dejó este empate es la sensación de derrota, no sólo por el hecho del tanto al minuto 89, sino porque Huracán en la jugada final del cotejo, con otra pelota parada, pudo haberse llevado la victoria, cuando Goltz anticipó a De olivera pero la pelota salió por encima del travesaño. Terminó siendo igualdad en uno, pero el punto deja a Racing con la sensación de haber desperdiciado una clara posibilidad para pensar en un futuro sin la promoción respirando en el cogote.

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