martes, 12 de octubre de 2010

No le ganamo' a nadie

El gol de Báez en el último suspiro del PT dejó por el piso a un Racing, que jugando mal, hizo figura al arquero rival. No pudo ni siquiera sumar ante uno de los peores equipos de la historia de Independiente.

Gracias, muchas gracias Blanquiceleste y todos los caraduras, funcionales de turno, ignorantes y obsecuentes que avalaron el vaciamiento encarnizado que llevó adelante Marín, De Tomaso y todos aquellos que mimaron al clan y sacaron sus dividendos. No vale la pena dar varios ejemplos, con algunos alcanza y empacha. Perdimos a Bergessio por chirolas y luego observábamos como tortolitos cuando se apretaba las palmas pidiendo disculpas por los goles que hizo jugando para CASLA; porque varios fueron los desprevenidos que descreían en el desarrollo del mundial que Romero salió de Racing y no supe como explicarles que apenas si conoció los arcos del cilindro; y que hoy, sí hoy, el clásico se jugó contra un solo tipo que se fue de Racing quien sabe porque. Hilario Navarro, aquel que debutó magistralmente en el fútbol argentino ante River con el buzo nuestro y hoy atajó todo, todo. Con un detalle: Para Independiente.

Muy contentos y esperanzados accedimos al estadio rival sabiendo que Brian Lluy era el reemplazante de Moreno. Una risa. De los dirigentes y el DT. Los conductores por no haberse percatado de la fecha FIFA y Russo porque al colombiano lo cambió por un “cuatro”. Con eso modificó el sistema y se tumbó el andamiaje fresco que había mostrado en los últimos dos partidos de local. En un comunicado oficial, se manifestó “que es imposible manipular el armado del fixture”, ante los distintos comentarios que indicaban la torpeza dirigencial. Un desprecio a la gente, ya que a los pocos días el mismísimo Presidente Molina se golpeaba el pecho diciendo que “Racing había pedido que no lo dirijan tres árbitros y que el designado estaba dentro de la nomina que no eran visto con malos ojos por la actual dirigencia”. ¿Así que se puede influir sobre el nombramiento del juez y no ante el cambio de fecha del clásico antes de que se conozca oficialmente el cronograma de partidos?

Consecuente a los últimos tiempos, nos invitaron a su terreno empantanado y allí fuimos. No solo afuera, sino también adentro del campo. Allí, donde Racing debía hacer gala de su condición de “equipo”, se impuso en hacerse eco de un mapa confuso que ya le consumió dos cuerpos técnicos al rival de toda la vida. Solo cuando la visita no cayó en la confusión dominante del local, generó varias situaciones de riesgo que fueron devueltas espectacularmente por Hilario Navarro. Porque el arquero se floreó en varios mano a mano, pelotas quietas y remates de media y larga distancia. Un síntoma claro de que los dirigidos por Mohamed no poseen fortalezas en casi ningún aspecto. Salvo en uno: hechos en casa o traídos de afuera, los jugadores y los técnicos saben y sienten el clásico. Una mística que no se compra ni se vende, se forja.

Hauche contó con cuatro chances en los primeros cuarenta y cinco minutos del partido y solo se preocupo por dejarle mas colorado el pecho a Hilario. Mientras que el pibe Báez, con apenas dos partidos en primera, dijo “si” con la cabeza en la única que tuvo en primera y va a tener en mucho tiempo y se encargó de darle la victoria al local. Fue la última pelota de un periodo muy mal jugado, en el que Racing impuso sus formas en el primer cuarto de hora, para caer luego en una confusión sin precedentes. Más allá de esto, y de las imprecisiones, generó varias oportunidades para abrir el marcador. Solo Navarro sostuvo a un Independiente que albergó sus ilusiones en él, y su historia. Sin soslayar que Racing, con Cáceres como estandarte, se preocupó por darle vigor y una única alegría al derby.

Los primeros minutos del complemento dejaron ver lo fuerte que había golpeado en el animo racinguista aquel gol local y lo bien que lo recibió el equipo de Mohamed. Racing tardó casi 20’ en llegarle a uno de los peores Independiente de la historia. Entre ese periodo y los cuarenta minutos hubo opciones repartidas ya que Racing jugaba con tres delanteros. Tres es un decir, ya que Castromán es impresentable y todos los partidos se propone agregarle peso a su cuerpo y no al equipo. Con Toranzo en la derecha, el partido estaba partido. Por ende, De Olivera tuvo dos apariciones estupendas ante Fredes y Rodríguez y del otro lado Navarro seguía con un protagonismo sin precedentes. Dos remates de afuera, un sublime cabezazo a Aveldaño y un zurdazo a Bieler. Increíblemente, el juego se desmayó cuando un sector del público local se encargó de enfriar el partido. Rondaba la etapa final e Independiente logró adormecer el juego a partir del párate originado por un grupo de funcionales a los intereses rojos que tiraban proyectiles desde la tribuna visitante. De no creer.

Lunati, sin grandes problemas en el arbitraje, pitó el final para desatar una fiesta especulada desde donde se lo mire, ya que solo la historia reciente le otorgaba lugar a las aspiraciones locales. No obstante, la suelta de trapos fue roja e idéntica a los últimos: ellos festejando y Racing haciendo gala del aguante. Un aguante que no soporta más aguante.

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