lunes, 18 de octubre de 2010

La hinchada: Hinchada

La espina clavada en el medio del corazón que dejó la derrota en el clásico de Avellaneda sigue vigente ya que, pese a la victoria frente a Argentinos Juniors, la gente expresó su bronca y los jugadores se fueron sin saludar.

La herida todavía no terminó de cicatrizar y fue, claramente, lo que los hinchas manifestaron en los días post-clásico y hasta en el encuentro frente a Argentinos Juniors. Algunos, se acercaron al entrenamiento para increpar a los jugadores y otros, directamente realizaron rayones en el auto de uno de los integrantes del equipo. Es que superar aquella derrota será uno de los obstáculos más difíciles en la relación plantel-hinchada.

Muchos hinchas se dirigieron al estadio Presidente Perón con la intención de hacerles saber a los jugadores la disconformidad que existía por la derrota frente a Independiente. Otros, por su parte, concurrieron para alentar y acompañar al equipo pese a los malos resultados. Cada uno con su forma, pero con el mismo fin: Ver bien a nuestro querido Racing Club.

Las aproximadamente 25.000 personas que se acercaron al estadio único de Avellaneda, recibieron al equipo con una mezcla de aplausos, aliento y murmullos. El típico “Y dale y dale y dale Racing dale” que se escucha cuando desde el corner se asoman las once camisetas celestes y blancas se mezcló con criticas y opiniones personales. “Empiecen a jugar que ganan fortuna” y hasta algunos apuntaron contra el ex Huracán quien no tuvo un gran rendimiento en su etapa en la Academia. “Toranzo, gracias por todo”, se escuchaba desde la popular local con un tono irónico.

El comienzo del partido fue alentador, debido a que Racing intentó acercarse al arco defendido por Nicolás Navarro y el entusiasmo se vio reflejado en todos los sectores de la cancha. “Hay que alentar todos juntos por estos colores…” retumbó en el cemento. Sin embargo, a los 28 minutos del primero tiempo y luego de una serie de rebotes en el área racinguista, el delantero Franco Niell, se encargó de que el clima en Avellaneda sea más tenso que nunca. 1-0 arriba Argentinos Juniors y el “A ver si ponen huevos que no juegan con nadie…” se escuchó clarito.

Los primeros 45 minutos dejaron a Racing por debajo en el marcador por la minima diferencia y por el juego que mostró en la primera etapa, conseguir la victoria parecía una utopia. La impaciencia de la gente por el resultado, el nerviosismo de los jugadores que no permitía encontrar el camino indicado para poder soñar con la victoria, enmarcaban el ambiente que se respiraba por el Cilindro. Clima tenso en Avellaneda.

El comienzo del complemento mostró a un Racing partido que seguía sin encontrar la ruta del gol. Por eso, la gente intentaba empujar desde sus asientos y remarcaba constantemente. “Esta noche cueste lo que cueste, esta noche tenemos que ganar”.

Sin embargo, el empate llegó y de la mano del que más sabe. Giovanni Moreno se paró frente a la pelota en la puerta del área y luego de que Néstor Pittana haga sonar su silbato, sacó el pincel y dibujo un cuadro para enmarcar. La colgó del ángulo izquierdo de Navarro y directo al corner a festejar. Con el marcador igualado en un tanto, los hinchas se desahogaron y parecía que la cancha se venía abajo. “Por que tenemos aguante, aguante de verdad, es la Numero 1, es la Guardia Imperial”.

Exactamente 14 minutos después (a los 28 del segundo tiempo) quien no pudo estar presente en el clásico de barrio por haber viajado a representar a su selección en dos amistosos frente a Ecuador y Estados Unidos, recibió una habilitación de Toranzo, luego de que Claudio Bieler la haya dejado pasar y con una frialdad poco común, coloco la redonda donde tiene que ir, dentro del arco. Así, Racing daba vuelta el resultado y la gente se acordaba del día de la madre: “Mama mama mama yo quiero oooh mama yo quiero oooh mama yo quiero mama que gane Racing oooh…”.

Al término del encuentro, sucedió lo menos pensado. Los jugadores se reunieron como lo hacen habitualmente en el centro del campo de juego y sin levantar las manos, se dirigieron al túnel que los dirige al vestuario. Esto, sin duda, fue uno de los tantos motivos claves por el cual los fanáticos, una vez fuera del estadio, se dirigieron hacia el micro que lleva a los integrantes del plantel para seguir demostrando su disconformidad.

La fidelidad de la hinchada, no se negocia. El permanente aliento que reciben los jugadores, es por llevar en su pecho ese escudo que tanto nos representa. Los contratos de los jugadores van y vienen, pero la gente siempre es la misma. Por eso fuimos, somos y seremos La Número 1.

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