martes, 12 de octubre de 2010

Amargos, jamas

Un partido que se empezó a palpitar hace siete días, terminó con el peor desenlace. Banderazo, caravana, pasacalles y un aliento permanente enmarcaron desde la tribuna una pobre actuación en el césped. La numero 1 siempre presente y los jugadores siempre en deuda.

Luego del 3-0 a favor frente a Huracán, la ilusión del hincha iba en alza y al compás de los bombos que retumbaba en el estadio único de Avellaneda, más conocido como el Cilindro, se escuchaba “Que el domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que GANAR”.

Los días pasaban y la gente aprovechaba cada segundo para pensar en el clásico. Un banderazo en el hotel donde los jugadores concentraban con más de 2.000 personas, colocar pasacalles en el entrenamiento para que todo el plantel se entrenara sabiendo que estaban respaldados por todos los fanáticos, una caravana desde el predio Tita Mattiussi hasta la maqueta que tienen los vecinos. Distintas alternativas que la gente organizo por medio de distintas redes sociales y foros para brindarles el mayor apoyo posible.

Ya había llegado el sábado. Las pocas ganas de dormir eran evidentes ya que el partido más importante del año estaba cada vez más cerca. Finalmente, se hizo la hora en que cada hincha debía ir saliendo de sus casas para dirigirse hacía Avellaneda. El momento por el que estaba pasando el equipo dirigido por Miguel Ángel Russo, predestinaban una tarde a puro sol y a puras sonrisas. “Lluy el reemplazante de Moreno?”, “4-4-2 en el clásico, a vos te parece?” Eran algunos de los temas que se debatían.

Capitulo aparte para la policía en los accesos al estadio. Una vergüenza el trato de los uniformados hacía la parcialidad visitante que, teniendo en cuenta la precariedad de la cancha, intentaban ingresar por la única puerta habilitada.

Más de 3.000 personas se ubicaron en la “popular” visitante. Humo azul y blanco, cintas y globos largos fueron los protagonistas del recibimiento a los once jugadores que salieron a la cancha para afrontar una nueva edición del clásico de Avellaneda. “Y dale y dale y dale Racing dale”. “Estadio Único de Avellaneda a 200 mts”, era una bandera que reflejaba la pura verdad debido a que el partido se desarrollo en los baños del Cilindro.

“Hay que alentar todos juntos por estos colores…”, “Rojo para que queres tener estadio para más gente…” y “Soy de Racing vago y atorrante, yo te sigo siempre a todas partes…”. Algunas de las canciones que se escucharon a lo largo de los primeros 45 minutos.

Pero, como ya es costumbre a lo largo de todo este torneo apertura, Racing pese a merecer estar por arriba en el marcador, no logra concretar, y así, se fue 1-0 abajo por una desatención en la última línea luego de un corner y los murmullos comenzaron a reflotar.

El complemento, mostró a un Racing partido y sin ninguna intención de remontar el resultado. Por eso, no había otra opción que comenzar a disputar el partido desde las tribunas y por supuesto, ganarlo como siempre por goleada.

“Independiente vos sos un cagon, vos sos la amargura…”.

Y así se iba… otro clásico más que nos quedamos con las manos vacías por culpa de malos planteos tácticos, de malas modificaciones y falta de ideas claras por parte de los jugadores. Habrá que hacer algo para que este presente de nuestro tan querido Racing Club se modifique de inmediato. Ya el torneo se escapó. El premio triple que iban a cobrar los jugadores si es que ganaban el encuentro, deberían dárselo a los hinchas que fin de semana tras fin de semana, están presentes incondicionalmente. En síntesis, sin palabras.

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