domingo, 28 de febrero de 2010

Racing sufrió una injusta derrota en el clásico de barrio

La Academia mereció por lo menos llevarse un punto, pero la buena actuación del arquero rival y la mala fortuna se lo impidieron.

No debió ganar Independiente, pero lo hizo. Racing no debió perder, pero no pudo torcer la historia. La racha negra sigue – ya son diez partidos sin victorias en el clásico – aunque esta vez parecía que se rompía la hegemonía roja, la victoria volvió a ser del “Diablo” que continúa con “suerte”, por decirlo suavemente.

La tarde había arrancado con todo para La Academia, en dos minutos casi se abre el marcador. Primero, a los 25 segundos con un remate de Yacob que el arquero sacó al córner. Después, un cabezazo de Ayala pegó en el travesaño. La “suerte” empezaba aflorar en el local.

Fueron cinco minutos de presión y dominio albiceleste. Luego, de a poco se emparejó la cuestión. Independiente tuvo más la pelota, con Piatti como abanderado, Yacob perdía el duelo personal con el ex Gimnasia, sin embargo era el único que daba equilibrio al mediocampo que hacía agua por los costados. Por allí, Wagner y Lucero no hacían pie, Mareque era salida constante y preocupación. Había huecos en la espalda de los volantes, la defensa tapaba los espacios como podía.

El mayor problema de Racing era que no tenía la pelota, y cuando la recuperaba la perdía fácil. Con el esfuerzo de Lugüercio no alcanzaba. Hauche no lastimaba. Castromán, intrascendente. No había ideas. Sin embargo, al rojo tampoco le sobraba mucho, al punto que el gol llegó por medio de un penal (Lluy metió una mano infantil sin intención cuando Gandín estaba rodeado). El propio delantero puso el 1 a 0 que no era tan injusto hasta ese momento porque los dirigidos por Gallego habían sido más punzantes.

El complemente fue distinto. El local prácticamente no atacó. Hubo un cambio táctico en el entretiempo, Cahais por Wagner, así Lluy fue volante por la derecha para tapar la subida de Mareque. Racing salió a apretar buscando el empate. Carecía de alguien con nitidez para manejar al equipo, era inofensivo pero con mucha más actitud.

A los 9 minutos, tras una guapeada de Lugüercio, increíblemente Hauche remató por arriba del arquero. Encima, el ex Argentinos Jrs. se iría expulsado por una falta sin intención a Acevedo (era para amarilla). El partido era cuesta arriba.

Sin embargo, Independiente se confió demasiado, regulaba el partido, y no liquidaba el pleito. Racing, con mucho amor propio, fue en búsqueda de la igualdad. Los últimos veinte minutos la Academia arrinconó a su adversario. A los 25 minutos, Gabbarini y el travesaño le dijeron no a un remate de Aveldaño. Hubo un cabezazo de Cahais, y un mano a mano que espectacularmente el arquero le sacó a Bieler.

A esa altura de la tarde, largamente Racing merecía el empate. Había convertido a Gabbarini en la figura del partido. Pero la “suerte histórica” pudo más. El local sufrió hasta el minuto 94 para cantar victoria y recién ahí sus hinchas festejaron. La Academia no jugó bien en el primer tiempo, y no ligó en todo el día. No hubo “ayuda” del árbitro como algunos temían, sino todo lo contrario.

Russo deberá trabajar rápido para que este golpe no sea profundo, apenas una herida leve. El equipo sigue sin poder hacerse dueño del balón y cuando lo posee le cuesta mucho darle un destino claro. Con la vuelta de Grazzini y sin Lucero – llegó a su 5º amarilla – y con Bieler entre los titulares, frente al Globo por ahí podamos empezar a volar. Que así sea.

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