lunes, 20 de junio de 2011

¿Racing campeón?

Pese al resultado y a la imposibilidad de clasificar a la Copa Sudamerica, la hinchada campeona fue la de Racing en el estadio Amalfitani. Un aliento ensordecedor, una la popular repleta y un juego espectacular bengalas demostraron quién manda en la tribuna, una lástima no demostrar lo mismo en el campo de juego.

De ante mano se sabía la logística del encuentro. Vélez era el campeón, el que mejor juego colectivo mostró en el torneo y el más regular, y Racing, sin su mejor jugador Teófilo Gutiérrez, iba a intentar realizar el milagro.

Pese a esto, la gente de La Academia se fue acercando de a poco al estadio del Fortín. Una hora antes del cotejo, la popular visitante cantaba “De pendejo te sigo, junto a Racing siempre a todos lados, nos bancamos la quiebra, el descenso y fuimos alquilados, no me olvido ese día, que una vieja chiflada decía, que Racing no existía, que tenía que ser liquidado, si llenamos nuestra cancha y no jugamos”.

Esta última frase, lamentablemente, no la puede utilizar Vélez. Ya que cuando salió campeón la semana pasada no había ningún fanático en el estadio de Huracán y en Liniers menos de 5 mil personas. Ayer, la cancha no estaba repleta en su totalidad ya que faltaba gente en todas sus plateas, la incapacidad de un club de barrio.

A medida que pasaban los minutos, llegó el festejo del conjunto consagrado con un desfile de cada uno de sus jugadores. La voz del estadio y la hinchada de Racing le pusieron audio a ese momento: “No me importa en qué cancha juguemos, a La Academia la sigo a donde va, vamo acade, vamo a ganar, Avellaneda todo el año es carnaval”.

Luego de este momento llegó el turno para los fuegos artificiales y la vuelta olímpica. Por primera vez se escuchó a la hinchada local con el grito de “Dale campeón, dale campeón”, pero La Guardia Imperial creyó que era el mejor momento para ingresar a los tablones y todo un barrio se enmudeció con la euforia del “Es la número 1, es La Guardia Imperial, que alegría, que alegría, ole ole ola, vamos Racing todavía, que estas para ganar, como esta hinchada loca, seguro que no hay, te sigue a todas partes, te alienta hasta el final, porque tenemo aguante, aguante de verdad”.

En la popular y las plateas del conjunto local, se vió un gran enojo hacia el diario deportivo Ole. La hinchada visitante les mojó un poco la oreja cuando gritaron: “Ahí están, ahí los ves, los que no salen en la tapa de Ole”.

Pasaron los minutos y había un partido por disputar, importante para algunos, poco importantes para otros. Si Racing ganaba entraba a la Copa Sudamerica pero ¿Era bueno realizar esta clasificación?. La repuesta solo la sabrá el destino pero si el conjunto albiceleste no tiene plantel para pelear un campeonato mediocre, para que intentar hacer un milagro en una competición internacional y después jugar devuelta la promoción.

“Racing mi buen amigo, esta campaña volveremo a estar contigo, te alentaremo de corazón, esta es tu hinchada que te quiere ver campeón, no me importa lo que digan, los del rojo y los demás, yo te sigo a todas partes, cada vez te quiero más”. Allá por lo lejos salió La Academia, vestido con la camiseta titular y caminando (como salió del túnel todo el torneo, hacia su ingreso al verde césped.

El encuentro empezó y la primera posibilidad de conseguir el primer tanto del cotejo la tuvo el local. Desde la popular local se escuchaba un “chupala que Vélez es campeón” lamentable y que generaba risas constantes, la Guardia Imperial entonaba: “Vamo La Academia, vamos a ganar, vamo La Academia, vamos a ganar, los de Vélez son amargos, son amargos de verdad”.

Pero rompiendo con todos los pronósticos llegó el gol de Gabriel Hauche y el “goool” invadió la boca de cada uno de los simpatizantes académicos. “Y dale y dale, y dale Racing dale”. Luego llegó lo normal: dos goles del Fortín para dar vuelta el partido y empezar a comandar el monopolio del balón.

Pese a esto, la multitud academica no paró de alentar en ningún momento: “Dejo todo por La Academia, ganes o pierdas te sigo igual, un sentimiento inexplicable que se lleva adentro no puedo parar, vamo academia que tenes que ganar, vamo academia, la vuelta vamo a dar, vamo academia, no le falles a toda tu gente”.

El transcurso del cotejo pasaba y Racing no podía conseguir la igualdad. Pero si hay algo que queda claro todos los domingos es que La Guardia Imperial no conoce de resultados: “Llega el domingo yo te vengo a ver, yo soy desde pendejo hinchada de la acade, cada partido me vuelvo a enamorar, llega el domingo y todo vuelve a empezar, no sé porque te quiero así, Racing sos mi alegría, Racing me hace sentir, todo ese amor esa ilusión la de toda la gente que te quiere campeooon”.

La popular visitante vivía una fiesta digna de un campeón. Y seguían desfilando temas emocionantes “De pendejo vos lo vas a ver, la amargura llevas en la piel, muchas copas vos podrás tener, no una banda como la acade, que amargo que sos rojo puto, que amargo que sos rojo puto”.

Racing era local en el estadio Amalfitani. El resultado no importaba, el transcurso del encuentro no era importante, lo que importa es el campeonato que viene: “Aunque ganes o pierdas no me importa una mierda sigo siendo de Racing no lo voy a cambiar, somos La Guardia Imperial, todavía cantamos, todavía alentamos, vamo vamo academia, vamo vamo a ganar”.

Así se iba la primera mitad y los profesionales ingresaban rápidamente al vestuario para descansar. La hinchada de Racing no conoce de descansos y siguió alentando todo el entretiempo. Los temas que se cantaron en esos quince minutos fueron: “Hay una cancha en Liniers, Vélez juega de local, solo Luis Miguel, la puede llenar”, “A donde está, que no se ve, la pandillita de Liniers”, “Son todos floggers la pandilla de Liniers”, “Es un velorio la puta que te pario, es un velorio la puta que te pario”, “oh no tenes vergüenza, son campeones y no alientan, “Club de barrio, y Vélez club de barrio, y Vélez club de barrio”, “Tomala vos, damela a mí, yo di la vuelta, en el Fortín”.

La fiesta era celeste y blanca. Nadie ni nada podía callar a la hinchada visitante. Lo intento hacer la vos del estadio, quisieron subir el volumen de la pantalla del estadio pero las cosas como son y en su lugar tienen que quedar.

Ya en la segunda mitad el desenlace del cotejo fue el mismo que la primera mitad con oportunidades de gol para ambos conjuntos pero el dominio del balón era del local.

Pese a esto, los simpatizantes de Racing seguían cantando: “Para venir a Racing, para venir a Racing se necesita un poco de locura, un poco de locura y otra cosita, hay arriba y arriba, hay arriba y arriba”.

Pero dejando de lado todo lo que se habló en la nota, fue IMPRESIONANTE lo que se vivió en lo últimos 10 minutos del cotejo. La Guardia Imperial empezó a repartir bengalas chiquitas entre todos los hinchas.

Minutos más tarde se comenzaron a prender y Racing parecía el campeón. Luces, humo, color, aliento, avalanchas, inundaba la vista de todos los simpatizantes locales que no podían creer lo que estaban viendo.

En esos momentos, el cemento se movía al ritmo de “Es la número 1, es La Guardia Imperial, que alegría, que alegría, ole ole ola, vamos Racing todavía, que estas para ganar, como esta hinchada loca, seguro que no hay, te sigue a todas partes, te alienta hasta el final, porque tenemo aguante, aguante de verdad”.

La popular académica era un hervidero. El árbitro del encuentro tuvo que parar el cotejo ya que el humo tapaba la vista de todos los jugadores. Pero no le vengan a hablar a esos hinchas de parar esta fiesta, esta locura: “Racing mi buen amigo, esta campaña volveremo a estar contigo, te alentaremos de corazón, esta es tu hinchada que te quiere ver campeón, no me importa lo que digan, los del rojo y los demás, yo te sigo a todas partes, cada vez te quiero más”.

Así se fue otro partido más de este torneo. Los jugadores no pudieron estar a la altura, una vez más, de esta hinchada. La gente no gana campeonatos pero saben que lindo es decir “Soy hincha de Racing”.

Ayer en Liniers se demostró, otra vez, lo que mueve y lo que genera Racing. Miles de corazones celestes y blancos vibraron, cantaron y se emocionaron con esa fiesta digna de un campeón. Esa consagración despareja ya que en el campo hubo uno pero en la tribuna hubo otro. Gracias a todos los que comparten esta locura y este amor incalculable.

http://www.racing.com.ar/

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