lunes, 20 de junio de 2011

En brindis ajeno, Racing se quedó sin copa

La Academia se habia puesto en ventaja a traves de Hauche. El campeón del fútbol argentino reaccionó y, en tres minutos, con goles de Zapata y Fernández liquidó el sueño académico de clasificarse a la Copa Sudamericana. Racing terminó con 23 puntos y fue el último partido de Russo. Vélez tuvo su fiesta.

El destino le había hecho un guiño cómplice con el resultado de River. Así, Racing llegaba a Liniers con la chance de obtener una victoria que le permitiera sacar boleto a la Copa Sudamericana. Enfrente, tenía a Vélez, el flamante campeón del futbol argentino. Pero, como sucedió en gran parte del torneo, el equipo de Russo no encontró nunca la fórmula más acertada para quedarse con los tres puntos. Y así, cayó por 2 a 1 ante los de Gareca. En su último partido en La Academia, Miguel Ángel Russo no pudo regalarle al pueblo académico una sonrisa ni devolver a Racing al plano internacional.

En los primeros minutos, Racing intentó tocar con criterio. De a poco, Vélez empezó a hacerse dueño de la pelota con la soltura propia de un equipo sin presión que ya cumplió su objetivo. Antes de los tres minutos, De Olivera le tapó el gol a Fernández. A los 6, Aveldaño no llegó a conectar la pelota tras un envío de Toranzo. Y, en medio de los intentos académicos, llegó el primer gol del partido: a los 9, Zuculini metió un pase para Hauche y el Demonio remató al primer palo. Así, Racing se metía en la Copa Sudamericana. Pero la alegría iba a durar muy poco.

A los 14, hubo un remate de Lugüercio que se fue rozando el palo tras el despeje del arquero. Un minuto después, Yacob perdió la pelota, la interceptó Zapata, quien remató y, gracias a un desvío en Aveldaño, marcó el empate. El equipo de Russo no había asimilado el golpe cuando sobrevino el 2 a 1. A los 18, Silva metió pase para Fernández en el área y el ex River no perdonó. A pesar de estar en desventaja, La Academia fue al frente como pudo. A los 20, Barovero le tapó un mano a mano a Hauche. El Demonio se mostraba movedizo y complicaba en ataque. Pero Racing perdía infantilmente la pelota y sufría con las arremetidas de Moralez y Fernández.

A los 30, tras un pase de varios metros, Hauche se las ingenió para rematar entre dos defensores pero la pelota quedó en las manos del arquero. Después, Silva se lo perdió dos veces.

A los 41, el Burrito Martínez casi hace una de las suyas en el área pero fue interceptado justo por Martínez. Un instante después, hubo un cabezazo desviado de Lugüercio y un remate de Toranzo a las manos del arquero. La primera parte se cerró con el interrogante de que si Racing sería capaz de dar vuelta la historia.

En el comienzo del complemento, La Academia intento manejar la pelota. A los 5 minutos, hubo un remate de Pillud que se fue por arriba. Después, hubo un cabezazo de Licht que se fue cerca. Desde la tribuna local bajaba un “Ole, Ole”. Racing parecía ir en busca del empate de manera desordenada, con un nerviosismo que le impedía concretar las ocasiones y lo llevaba a equivocarse en los pases. El equipo de Russo tenía en Hauche a su jugador más desequilibrante. A los 18, hubo un remate de Zuculini y otro del Demonio que se fueron desviados. A los 23, se lo perdió Aveldaño tras pase del Payaso. Russo mandó a la cancha a Viola por Zuculini.

A los 28, Silva sacó un remate desviado tras pase de Martínez. Racing dejaba espacios en el mediocampo que eran aprovechados por el local. Cuando iban 30 minutos, Yacob cabeceó desviado y Vélez respondió a través de Cantero. Cinco minutos después, hubo un disparo de Lugüercio a las manos de Barovero. En ese momento, el área académica fue invadida por el humo de las bengalas y el partido estuvo parado unos minutos. El encuentro se reanudó aunque De Olivera apenas podía distinguirse en medio del humo. A los 43, se lo perdió Aveldaño. Racing siguió intentando con más ganas que futbol, con más corazón que orden e inteligencia. En el descuento, Hauche se lo perdió. El árbitro marcó el final y Vélez pudo desatar su gran fiesta de campeón. La Academia terminó una irregular campaña de 23 puntos y no pudo cumplir ninguno de los objetivos. Russo dirigió su último partido y se alejó de Avellaneda. El pueblo académico fue el invitado de una fiesta ajena y se quedó sin copa para brindar. Habrá que aprender de los errores y dar vuelta la página. La historia y el pueblo académico así lo demandan.

http://www.racing.com.ar/

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