lunes, 23 de mayo de 2011

Sin reservas

La “tercera” reforzada que presentó Racing demostró tibieza futbolística y anímica ante un equipo que desde el empuje y el convencimiento se lo llevó puesto en el segundo tiempo. A las ausencias conocidas de antemano se le agregó la de Fernández y Franco Zuculini, que jugó apenas unos minutos.

“Con un arquero, un buen full back, el cinco que maneje los tiempos y uno que la meta ya esta. Porque antes necesitabas de alguno que arme juego, pero ahora con que le ponga los centros en la cabeza a uno de los suyos alcanza. ¿De cuatro? De cuatro pone un cono…je, je, je…No, inventa un pibe, que se yo”, me decía no hace mucho un técnico exitoso en otra época. Y si el punto de partida para dar algunas señales de lo que dejo el paso de Racing por el Centenario es esta referencia futbolística, el resultado estuvo a la altura de las circunstancias. Claro, con una salvedad que abre el debate: ¿es Quilmes ese equipo que sí cuenta con una sólida columna vertebral o apenas un grupo de jugadores de tercera línea del mercado local que aspiran a ser un equipo en un contexto apremiante? Lo segundo, sin dudas.

La comprensión de la derrota podría ser tal si el rival hubiese sido otro, no solo desde el plano futbolístico sino emocional. Aquel, como en mi caso, que tuvo la posibilidad de estar en el estadio mezclado entre el pueblo cervecero puede dar fe de que Racing se enfrento ante un rival (allegados, dirigentes, jugadores e hinchas) que se arrastraba en el campo de las penurias. Y en solo 20 minutos La Academia se encargo de refrescarle la memoria y hacerle creer que solo aquellos que transitan esperanzados sobre las rutas de las utopías podrán concretar sus sueños tan relegados. Y ahí fue Quilmes, alentado por un pueblo que le dijo no a la muerte en vida, y le puso el cuerpo a la situación.

Aquel derechazo de Viola que se estrello en el ángulo cuando se jugaban los primeros minutos del partido fue solo un detalle del partido. Aunque entrego un indicio del plan de Russo para imponerse ante Caruso: Franco Zuculini apoyando desde atrás, más la colaboración de Pillud y la apuesta a que la velocidad de los tres de arriba se impondrían sobre los duros defensas locales. La lesión de Franco le permitió a Bruno, que no es Franco, la chance de acompañar a un impreciso Yacob en el medio. Y a partir de ese momento la visita decidió jugar con el equipo partido. La defensa y los medios se encargaban de la recuperación en campo propio y los de arriba, a más de treinta metros del resto, jugaban el partido de espaldas convirtiéndose en presa fácil para los defensores de Caruso.

En el complemento se dejó ver lo mejor de la cerveza. La actitud arrolladora, el convencimiento y, sobre todo, la diferencia física fueron clave para que quede en evidencia una supremacía elocuente. Un dato: a Racing le marcaron 15 de los 18 goles que tiene en contra en los complementos. Y en la tarde del Centenario se de dejo ver como el plantel de Caruso, que se reconoce en él la preparación física de sus equipos, doblego en fuerzas a un conjunto que, llamativamente, tenia varios juveniles en el campo. Racing se arrastró durante todo el segundo tiempo, indistintamente de la condición psicológica de un equipo, que arrancó el partido con un esquema poco habitual y cinco tradicionales suplentes; más el cambio posicional de la mayoría de los reconocidos titulares.

Las últimas fechas servirán para confirmar el acceso a las copas y diagramar el futuro Racing. Que tiene algunos muy buenos jugadores, buenos acompañantes y la certeza de que incorporando no mucho y bien se puede aspirar a mas. Claro, con un arquero. Fernández al banco. De Olivera y Dobler, muchas gracias, mucho gusto.

http://www.racing.com.ar/

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