En la caída con Quilmes, aparecieron con esplendor las carencias del conjunto que conduce Miguel Ángel Russo. Muchas veces, el entrenador hizo referencia a la falta de variantes, pero nunca lo había sufrido tanto como hoy.
Se recuerda la víspera del comienzo del Clausura, cuando Miguel Ángel Russo patentó el reproche por tener “un plantel corto”. Y se recuerda, también, aquella primera derrota en el Clausura, frente a Boca, en la segunda fecha, cuando no dudó en abrir el paragua y confirmar su pensamiento. “El plantel es corto. En algún momento te aparecen las dificultades, lesiones, suspensiones”, anticipó en esa oportunidad. Esta semana completó aquella declaración: “Sabía que iba a haber un partido dónde se nos iban a sumar todas las amarillas, las lesiones. Bueno, este es el partido”. Como una predicción, el técnico lanzó sus sensaciones o recurrió a su sapiencia y su experiencia. De una forma u otra, lo dicho se transformó en realidad.
Con las amarillas a Lugüercio (y su lesión en el isquiotibial) y a Teo Gutiérrez, ante Newell´s, comenzó la reconstitución del rompecabezas. Se sumó la vuelta de Yacob, pero con ella la salida obligatoria de Licht. Ya con la semana en curso, surgió la lesión de Toranzo. Y a minutos de comenzar el encuentro ante Quilmes, hubo que reponer una última pieza: Roberto Fernández. Parece que los fragmentos del armado no encajaron y derivó en una nueva caída.
Las vueltas de Cáceres, Cahais y Yacob ni siquiera emparcharon un once notablemente diezmado. El marcador paraguayo redondeó una floja actuación como lateral derecho; el ex Boca mostró seguridad en defensa, pero aportó poco en la proyección por la banda izquierda (se notó la ausencia de Licht) y al capitán se lo vio muy solitario en la mitad del campo (le faltó su mejor cómplice, Toranzo).
En este campeonato, Russo nunca debió recurrir a tantos suplentes. Ante Quilmes, saltaron a la cancha cinco relevos, dentro de la formación inicial y, de ellos, dos chicos –Viola y Fariña- con poco rodaje en la máxima categoría. Encima, se sumó Bruno Zuculini, tras la retirada de su hermano Franco, golpeado. Es un caso único el de hoy, porque el DT usó como máximo tres variantes en su formación original en la mayor parte de lo que va del campeonato. Sólo contra Boca, insertó a cuatro suplentes: Aveldaño, Franco, Poclaba y Respuela. Aunque el caso del ex Genoa es discutible, porque fue titular en varios encuentros (ni más ni menos, en el comienzo del año) y es el primer reemplazante de Yacob o Toranzo.
Para el próximo compromiso, variará el arquero (algo importante por estos tiempos), según cómo evoluciones Fernández de la molestia en su rodilla derecha y la paciencia que le tenga el DT a De Olivera (tal vez, Dobler salga beneficiado). Licht debe seguir afuera, y volverán Teo, Lugüercio y Toranzo. Sin embargo, el equipo de memoria –Cáceres, Martínez, Cahais; Pillud, Yacob, Toranzo, Licht, Hauche, Teo, Lugüercio- no reaparece. Es así, entonces, que ante Banfield, Miguel tampoco contará con todos sus dirigidos a disposición. No lo logra desde hace mucho. Tanto como seis fechas. Y, casualidad o no, la última vez con esos once se hizo dueño de Avellaneda.
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