lunes, 25 de abril de 2011

Se olvida lo mejor en los vestuarios

Ante Argentinos, Racing volvió a demostrar su ciclotimia compulsiva. La diferencia abismal en el rendimiento que exhibe el equipo entre el primer tiempo y el segundo es un factor clave a la hora de analizar porque La Academia no puede pegar el salto en el torneo.

“En el primer tiempo fuimos inteligentes, pudimos haber ganado por una diferencia más abultada y en el segundo no lo fuimos”. Las palabras de Miguel Ángel Russo, tras la derrota por 2 a 1 ante Argentinos, resultan una radiografía de la ciclotimia compulsiva que envuelve a este Racing que no logra pegar el salto a la cima. Esa diferencia abismal en el rendimiento que exhibe el equipo entre un tiempo y el otro es uno de los aspectos que sirve para explicar porque en lo que va del torneo fue capaz de encadenar grandes triunfos (con buenas actuaciones) y de perder contra rivales que ni siquiera le hicieron cosquillas en lo futbolístico.

Los números no dejan lugar para otro análisis: durante los primeros tiempos, La Academia convirtió 10 de los 16 goles que lleva en el torneo. En cambio, los segundos 45 minutos son un karma: le hicieron 12 de los 14 goles que recibió en el Clausura.

Quizás el ejemplo menos doloroso (porque terminó en victoria) pero más claro fue el partido con Olimpo: Racing tuvo un primer tiempo brillante en el que se puso 3 a 0. Y en el comienzo del segundo tiempo, había marcado el cuarto. Sin embargo, el rival casi se lo empata en una ráfaga de diez minutos que dejó al descubierto las serias desconcentraciones de la última línea. Así quedó claro que aunque haga todos los méritos para ganarlo, a La Academia le falta la astucia y madurez para manejar y cerrar los partidos. Y entonces, entre goles desperdiciados, fallos desfavorables y desatenciones infantiles, les permiten a sus anestesiados contrincantes ponerlo contra las cuerdas y hasta pegarle el golpe de knock out. Así sucedió contra Lanus, partido en el que Racing se puso en ventaja pero no supo cerrarlo cuando tuvo la oportunidad y luego terminó perdiendo por 4 a 1. Lo mismo sucedió ante el tibio Argentinos: el equipo de Troglio casi no pateó al arco, no tuvo ideas ni fue punzante en ningún momento. Pero se llevó los tres puntos gracias a que Racing no concretó algunas de las chances claras que tuvo y porque volvió a pagar muy caro sus desatenciones. Otra vez, dejó pasar la gran chance de entrar de lleno en la conversación por el torneo. Otra vez, se olvidó la inteligencia en el vestuario.

http://www.racing.com.ar/

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