domingo, 17 de abril de 2011

Sale de memoria

La holgada victoria en el juego, apretada hasta el último instante en el resultado, dejó una sentencia: Russo cuenta con diez jugadores que, según su gusto y aspiraciones, están a la altura de sus deseos. Puso su equipo ideal y bailó al rojo.

Apenas quince minutos/veinte minutos fue un duelo en el cual cada uno proponía imponerse con sus armas. El resto del cotejo estuvo supeditado a lo que Racing fue desarrollando de acuerdo a la lectura del partido que iba teniendo. En los pocos momentos que Independiente dispuso del balón y del terreno tras ese primer fragmento del juego fue porque el local optó por cambiar el aire, esperar agazapado para liquidarlo de contra o porque el propio equipo de Mohamed se encerraba en una defensa que se mostró permanentemente sólida.

La insistencia de Russo en la semana para esperar a Cahais hasta lo último, es uno de los ejemplos que potencian lo que el DT deja ver: Tiene 10 jugadores, y de ahí no se mueve. Sin estar, y con razón, convencido de los tres arqueros que posee, más, hasta ahora, el lugar secundario que le otorga a Franco Zucu se siente seguro y convencido que de contar con el resto de los titulares presenta batalla y sobre todo juego en cualquier escenario. Y ante el clásico de siempre, y tras una racha adversa, no fue la excepción. Racing fue el equipo de siempre mientras estuvieron en cancha y a disposición los que le ofrendaron una alegría inolvidable al pueblo albiceleste.

Sin embargo, hoy contó con dos agregados: la pelota parada y el imponerse en un escenario y ante un rival caliente. No hay chance alguna de no hacer goles de pelota quieta sino, como primera medida, se ejecuta bien la misma. Y ante el rojo se levantaron algunos centros bien y se podría haber anotado por esa vía. Y lo otro es la importancia que estos jóvenes se impongan ante un rival adverso en la historia reciente, tras no ganar en la ultimas cuatro presentaciones y ante un elenco en alza (hacia cinco que no perdía).

Este equipo tiene el remedio, pero también la enfermedad. La inexperiencia para afrontar esta clase de cotejos, más la juventud que se vislumbra en varios exponentes con roles clave dejan un lugar descubierto que puede ser aprovechado por cualquier equipo con “mañas”. Este no fue el caso, por supuesto. Mas allá de no haber podido liquidar el partido durante todo el segundo tiempo, cuando era dueño de la pelota, el ritmo y las situaciones de riesgo jamás fueron aspectos que eleven el espíritu de un rival derrotado futbolística y anímicamente. Nunca el match dejó a entrever que aquella frase que indica que “los goles que no se hacen en un arco se pagan el otro” se materialice. Por dos factores: Racing estaba sólido con la pelota y jugaba con comodidad el juego más allá de las variantes tácticas y de nombres del rival. Y la visita no solo fue confusión siempre, sino que le sumó más barullo la permanente búsqueda de modificaciones en el juego que intentaba imprimir su DT. No era futbolístico. Espiritualmente la Academia arrasó con un equipo que se arrastró a manos de los once de Russo. Los once ideales.

http://www.racing.com.ar/

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