Racing mostró un equipo agresivo, por momentos, y un conjunto retrasado posicionalmente en el campo de juego que agrandó a los jugadores del conjunto local.
En los primeros minutos del cotejo se vio plasmada en el verde césped la idea que tiene en mente el entrenador de La Academia cuando el equipo de Avellaneda era el encargado de controlar los hilos del encuentro, desde la posesión del balón hasta la agresividad en todas sus líneas.
Enseguida el visitante consiguió ponerse en ventaja con un tanto de Teófilo Gutiérrez y las ilusiones de ver un “nuevo” Racing golpearon las puertas del cotejo. Pero inesperadamente se vio una idea de juego completamente defensiva en la cual Pablo Lugüercio pasó de ser delantero a jugar de “3” y Gabriel Hauche de “4”.
Asimismo, el monopolio del balón que se mostró en los primeros minutos se vio alterado por el estado del campo de juego y la fricción constante que ejercían los jugadores locales. Fue un partido trabado, disputado, peleado, una batalla.
La peligrosidad de La Academia pasó a ser la contra manipulada por un solo jugador: Teófilo. Sólo contra el mundo, cuatro defensores mordiéndole los talones, por momentos se hizo imposible para la gran figura académica.
Finalmente el empate del “Matador” llegó por parte de Ramiro Leone y, de esta manera, el conjunto de Diego Simeone se vio obligado a salir a volver a conquistar la victoria que le otorgaba los primeros tres puntos del campeonato.
En el final lo tuvo Valentín Viola pero el cotejo finalizó empatado en un tanto. Racing mostró una cara defensiva –algo raro por las ideas del entrenador-. Recién es el primer partido y lejos tendrán que quedar las conclusiones y las críticas. De este equipo se espera mucho, la ilusión es grande, se sumo un punto, el próximo encuentro ante Godoy Cruz será una prueba para empezar a ver el Racing que todos queremos.
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