Una cosa quedó clara en el paladar de todos los hinchas: La nula eficacia que tuvo Racing en las pelotas paradas fue algo sorprendente. ¿No había que practicarlo en la semana?
De ante mano se sabía que era un encuentro complicado para Racing sin la presencia de sus mejores jugadores en el verde césped: Giovanni Moreno y Patricio Toranzo.
Entonces, el técnico Miguel Ángel Russo tenía que ubicar los 11 profesionales que consideraba que se encontraban aptos para disputar un clásico de dicha magnitud. Con los nombres que hubo en el campo de juego se sabía que lo de La Academia iba a ser puro corazón y sacrifico. Los primeros 30 minutos, los de Avellaneda se comieron el partido, ya en el segundo tiempo y con el resultado a sus espaldas, el desorden y el cansancio quedó en evidencia.
Lejos de este análisis, lo que fue increíble en la noche de hoy fue la pelota parada del local. Antes del encuentro se suponía que ante la falta de fútbol, La Academia tenía que aprovechar las pelotas paradas, una debilidad de Boca.
MÁS DE 15 JUGADAS DETENIDAS tuvo el conjunto local, de las cuales ninguna les sirvió para empatar o ponerse en ventaja en el primer tiempo.
La buena noche de Javier García, arquero de Boca, tuvo mucho que ver, pero no se observó ninguna jugada preparada y los malos lanzamientos de todos los jugadores académicos fue algo para el análisis posterior.
Las miles de preguntas quedaron planteadas: ¿No se tenía que practicar en la semana?, ¿Puede haber jugadores de primera división que no sepan meter un centro?, ¿No se observa antes de los partidos cual es la debilidad del rival?.
Tal vez, hablar con el diario del día después influya, pero se sabía que Racing tenia que sacar jugo de todas las pelotas detenidas para conseguir el triunfo.
Una derrota que duele y mucho, no solo por ser un clásico, sino porque haciendo un poquito las tareas se podría haber ganado.
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