lunes, 13 de diciembre de 2010

Y pasó otro torneo más...

Ocho triunfos, cinco empates y seis derrotas fueron los resultados que los dirigidos por Miguel Ángel Russo supieron cosechar a lo largo de las diecinueve fechas. Sin duda, fueron de menor a mayor y terminaron dentro de los primeros puestos.

Se acercaba el 7 de agosto y los refuerzos que la dirigencia había traído al conjunto de Avellaneda, permitían que la ilusión volviera a comernos los poros de la piel. Ese sábado, recibíamos a los oriundos de Floresta en su regreso a la máxima categoría del fútbol argentino y el 1-0 a favor de la Academia comenzaba a forjar un campeonato que, a esa altura, ponía contento a todo el pueblo racinguista.

Siete días más tarde, había que visitar la mítica Bombonera. Más allá de haber arrancado el encuentro abajo en el marcador por un tanto, los dirigidos por Russo supieron vencer la adversidad y lograron dar vuelta un resultado que le permitía asomarse como líder parcial con un cien por ciento de efectividad. Sin embargo, llegaría lo peor. Esos seis puntos que se obtuvieron en las primeras dos fechas, iban a ser conservados hasta la sexta ya que cuatro derrotas consecutivas azotaron los ánimos y por Avellaneda volvía a sonar, cuando no, el tema promedios.

¿Cuál sería la mejor forma para recuperarse? Si, con una goleada. Y así fue debido a que por la séptima fecha recibimos a Lanus y con un contundente 4-0 sumamos nuestros primeros 9 puntos del torneo. Luego visitamos Victoria, nos llevamos un punto para llegar a los diez. Huracán, era el próximo rival a vencer en el estadio único de Avellaneda y con otro contundente resultado pero esta vez por 3-0, llegamos a los 13 puntos con una racha de 3 partidos sin perder y dos goleadas de local.

Mitad de torneo. Décima fecha y el fixture indicaba que debíamos jugar frente al clásico rival en condición de visitante. Sin duda, el partido del año pero a pesar de toda la previa que se había generado, la Academia cayó derrotada por 1-0. Baldazo de agua fría que sirvió como envión anímico ya que desde este encuentro los dirigidos por Russo no perdieron hasta la última fecha. Una racha de 8 partidos sin conocer la derrota (4 victorias y 4 empates) hizo que la palabra “promedio” sea reemplazada por “Copa Libertadores”. Nos encontrábamos en el lugar que tantos otros clubes quisieran estar y con 29 puntos, cuartos en la tabla de posiciones y quintos en la tabla general, llegábamos a la última fecha del torneo frente a Vélez sin posibilidades de nada, pero con la frente bien alta.

Pese a que el cierre del torneo no tuvo el resultado más deseado (2-0 en contra con un gol de Maxi Moralez) el haber quedado entre los primeros puestos es una buena señal. Hay que tener en cuenta, que si la Academia lograba los tres puntos frente a los dirigidos por Gareca, iba a alcanzar la tercera posición ya que la diferencia de gol favorecía a Racing. El año próximo (con los equipos más competitivos enfocados en la Copa Libertadores) va a ser una gran oportunidad para volver a pelear por cosas importantes y, porque no, aprovechar aquel cierre de campeonato en el estadio Amalfitani que 9 años atrás nos dio tantas alegrías. Esta vez, no va a ser un 27 de diciembre, pero quien te dice que 10 años después no vamos a poder volver a gritar ese sonido que tan bien calza en los oídos y que todo el pueblo racinguista quiere escuchar hace tanto tiempo.

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