lunes, 27 de diciembre de 2010

El equipo fue la bandera

El Racing del 2001 tuvo niveles superlativos en varios jugadores que, ni antes ni después de haber logrado la consagración en Vélez, repitieron el nivel. La solidez, el compromiso y el oportunismo fueron las mayores virtudes de un equipo que representó fielmente la historia contemporánea de la Academia.

El país era un fuego, el equipo también. Las calles se derretían por la furia de un pueblo que dijo basta; las canchas se pelaban por al arraso de un grupo de hombres que también dijeron basta. Argentina explotaba, el mundo Racing ni hablar. Mientras que en las callecitas de Buenos Aires aun retumbaban los golpes de cacerola, el obelisco se vestía de fiesta y una multitud gritaba que no se vaya nadie. Había fiesta para rato.

Es complejo resumir el Apertura logrado en 2001 cuando el torneo se dividió en distintas facetas. Al torneo lo arrancó Racing ante Argentinos en una noche de mucha lluvia y con una casaca atípica. Aunque la primera señal fue alentadora: cuando el partido entraba en la etapa de la tensión y el 1-1 perduraba, un cruce en falso de De Muner puso el 2-1 final. A pensar en el vecino. Rocha salió en busca de la gloria y quedó su historia como jugador a aquella salida en falso que permitió el cabezazo salvador del hasta ahí desconocido Gabriel Loeschbor. Un empate que valió un triunfo y otro signo de que la desdicha se había descuidado de nosotros.

La victoria trabajosa en Rosario determinó la fortaleza que poseía el equipo, retomó un lugar clave Chatruc, Bedoya debutó como titular y se cumplía con la máxima de que los campeones ganan en Rosario, Córdoba y Santa Fe. Cumplió con creces ante NOB en Avellaneda y Diego Milito mostraba de a ratos todo el potencial goleador que el mundo le conoce por estos días. Esa noche hizo ambos para el 2-1 final. En la quinta Talleres andaba de copas y nos recibió en el “Chateau” con pibes que rápidamente pasaron al desconocimiento. Un partido chivo que se abrió en el complemento con una gran aparición Loeschbor y se cerró con una estupenda definición de Leo Torres. Pasó el empate en cero ante Belgrano con un Cilindro repleto, buena victoria en Parque Patricios con el gol del mellizo y el primer escollo duro en casa: el San Lorenzo campeón y de los records, que dirigía Manuel Pellegrini.

Hasta ese momento, Mostaza se había decidido por el sistema de tres defensores, misma cantidad de volantes en línea, dos más ofensivos flotando y dos delanteros bien de punta con obligaciones para retroceder. Aunque el dibujo no contaba con intérpretes definidos. La goleada con baile incluido al campeón sirvió para confirmar que gran parte de los protagonistas se habían ganado su lugar entre los titulares y que se le otorgue definitivamente el mote de candidato. En aquel domingo lluvioso la Academia recuperó el lugar entre los grandes al derrotar 4-1 al Ciclón con goles desde todos los ángulos.

El trabajoso 2-0 ante Unión dejo al público en un clímax inaudito. Se venía un párate con los de Merlo 5 puntos encima del River de Ramón. Impensado.

En la vuelta de la actividad recuperó la memoria ante el invicto Colon de Fosatti. Maceratesi desde el banco puso el 2-1 para viajar hasta La Plata con todos los sueños en el tren de la ilusión. El equipo ya casi salía y jugaba de memoria, aunque no siempre lo hacia bien. Primero fue Juan Fernández y luego en contra que pusieron al pincha dos goles arriba. Increíble: Estévez, Estévez y Chatruc. Se lo dimos vuelta a los leones.

Había pasado poco más de la mitad del campeonato y había una certeza sobre el Racing de Merlo: no negociaba el esfuerzo. Desde el coraje y la ambición todo. Se podía cambiar algún intérprete, retocar el esquema, sin embargo su condición de equipo reñido no mutaba. El campeonato pintaba para que lo definan posiciones antagónicas. Iba a ser para el Racing de Merlo o el lujoso River de Ramón.

El Boca de Bianchi se iba de gira y adelantó el juego correspondiente a la fecha 15. Con un Riquelme inspirado, mas la astucia de Guillermo y Delgado, Boca sacó credenciales y se impuso 3-1, en la única derrota del torneo. Inmediatamente apareció el viejo Griguol, que armó un barullo en la mitad de la cancha, que rápidamente desenredo Chatruc. Pepe tuvo su tarde gloriosa ante GELP y nos alzamos con un 4-1 que no dejó lugar a dudas de que la cosa iba en serio.

Racing fue campeón y jugó el partido más apasionante del Apertura. En Vélez y a cancha llena empatamos 4-4 con Chicago tras levantarnos mutuamente el resultado. El gol de Serrano no opacó el aplauso final hacia el equipo por la entrega brindada.

Entrando en la última curva del torneo iban apareciendo jugadores que desde su lugar le daban variantes al equipo. El colombiano Viveros aportaba tenencia de pelota, Maceratesi esfuerzo y algún gol, Arano su juventud y amor a los colores para jugar como cualquiera de nosotros lo haría.

Chacarita apareció en la escena y Chanchi con un penal bien ejecutado liquidó el pleito, que tuvo su punto inflexión cuando Leo Ramos reventó el palo en los minutos finales. Ahora había que esperar que pasaba con River y armar todo para recibirlos en Avellaneda. Ganaron y el partido del año estaba en marcha.

Le juro que lo vi. Estaba unos metros abajo y a la derecha de la bandera de los Stones. No me olvidare mientras viva que luego de un rechazo corto Cardetti la envolvió de primera y paso a no menos de 10cm del palo izquierdo de Campagnuolo. Ya estábamos empardados por aquel imborrable zurdazo a la gloria de Bedoya. No pocos se codeaban y decían ya esta. Aunque el “Paso a paso” ya era un sello en el fútbol argentino.

Se empato en Huracán con Banfied y con Lanus el recibimiento al equipo tapó el sol de aquella tarde calurosa de domingo. Fue la primera vez en 35 años que fuimos campeones por un rato, ya que River no ganaba y nosotros lo hacíamos por el pecho de Maceratesi. Luego lo definió Chatruc, aunque River forzaba el desenlace a la última fecha.

Mientras la colas se encontraban en si misma en la noche de Avellaneda, el país se preparaba para la explosión. Cuando miles de racinguistas hacían cola para tener la entrada al cielo, otros tantos tomaban las riendas de ciudades en furia. Se suspendió la fecha, cientos de racinguistas protestaron en agremiados y se determinó que solo Racing-Vélez y River-Central tendrían su partido.

27 de diciembre de 2001, ¿le dice algo esa fecha? Salud.

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