jueves, 23 de diciembre de 2010

Fulbito

Los primeros seis meses de Giovanni Moreno en Racing fueron con luces y sombras. Le alcanzó para dejar en claro su clase, pero su irregularidad y su displicencia marcaron su primer semestre en Avellaneda. G10, a mitad de camino entre la gloria y el olvido. ¿Lo mejor está por venir?

La realidad marca que el final del Apertura 2010 encontró a Giovanni con el balance de su rendimiento clavado en regular. Más allá de un puñado de goles para el recuerdo y de algunas pinceladas de fútbol exquisito, de Gio se espera mucho más.

Claro que no todos los males los carga Moreno. El equipo, en muy pocos partidos encontró algún funcionamiento medianamente confiable. El “10”, nunca tuvo una estructura de conjunto que lo contenga, en la cual recostarse cuando la cosa no viene bien individualmente y también, cuando está derecho, que el terreno le sea más fértil a la hora de brillar. Ya no existen salvadores. El último fue Diego. Los argentinos lo sabemos muy bien con lo que pasó con Messi en Sudáfrica. Sí, hay grandes jugadores; entre los que se encuentra Giovanni, pero que necesitan de un entorno acorde. Que entienda la sintonía, que le dé lugar para que pueda desplegar todo su talento.

La llegada de Moreno a Racing generó muchísima expectativa de parte de todos, en la prensa, en los dirigentes y en especial en los hinchas. Para los que ya lo tenían visto, pero también para los que era un completo desconocido y se maravillaron en Youtube viendo los golazos con los que Gio deslumbraba en su tierra. Más allá de los tiempos de adaptación al país y al fútbol argentino, cuesta aceptar esta versión gris del nuevo diez académico. La sensación que queda es que cuando fue absolutamente necesario, frente a los rivales de mayor jerarquía, no estuvo a la altura de las circunstancias. Se perdió entre sus malabares en la mitad de la cancha y no se puso “al hombro al equipo”. Ni desde lo futbolístico ni, mucho menos, contagiando desde la personalidad.

Alto, delgado, de zancada larga. En algunos movimientos tiene cosas de Riquelme, y sus antecedentes en la liga colombiana también muestran que cuenta con una pegada excelente, al igual que Román. Potencialmente, por proyección, puede evolucionar hacia un jugador de los kilates del volante de Boca. Sólo depende de él. De su compromiso con el proyecto futbolístico de Racing como institución y no sólo con su objetivo personal de seguir “escalando” en su carrera, como lo dejó bien en claro ni bien llegó, declarando que su sueño era jugar en el fútbol europeo.

Debido a los constantes viajes para representar a su país en amistosos internacionales, se perdió el clásico frente a Independiente y algunos partidos más, aunque de menor envergadura. Procedente del Atlético Nacional de Medellín, Giovanni Moreno llegó a Racing a cambio de una cifra millonaria. No cabe ninguna duda que se trata de un jugador hipertalentoso, que seguramente le puede aportar muchísimas cosas a la Acadé y que, a futuro, puede terminar siendo un negocio más que importante para el club. Desde que su nombre comenzó a sonar como posible refuerzo se generó una gran esperanza en el mundo Racing, con el correr de los partidos, casi en la misma proporción fue la desilusión. Técnicamente muy dotado, Gio todavía debe rendir quizás la materia más difícil; la de la personalidad, la del coraje para hacerse cargo de lo que representa para este equipo, de su rol de líder desde lo futbolístico y desde ese lugar explotar definitivamente con la camiseta de la Academia. Ese es el precio para llenarse de gloria y quedar en la historia. Ese es el costo de abandonar el barro y abrazarse para siempre al bronce. Ojalá su mejor versión, la definitiva, sea la próxima

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