lunes, 13 de diciembre de 2010

Equipo chico

Racing perdió 2-0 ante un Vélez que término subcampeón. Martínez y Moralez hicieron golazos de diferentes características y la visita dejó al descubierto lo lejos que se está de las potencias del fútbol local.

Llenó la cancha y no jugaba por nada. El equipo apareció por el túnel y caminó en el trayecto a la foto. Jugó apenas lo que tardó en llegar el primer gol del fortín. Se eligió a Pezzota como el culpable de la derrota en el PT. Fanatizados gritaron miles el gol de ¡¡¡¡¿¿¿¿Estudiantes????!!!! Se tildó a Vélez de equipo chico y amargo y que por esos motivos no salió campeón. Moralito se fue entre aplausos y silbidos. La demagogia invitó a que se desate el carnaval de fuegos artificiales para festejar ser hinchas de nuestra hinchada. Se despidió con una ovación a un equipo que se armó para pelear arriba. Pasó demasiado como para hablar de fútbol.

Pregunto: ¿Por qué fueron varios que gritaron fanatizados el gol de Estudiantes? Nos tapó el agua. Y para sorpresa semejante, a los pocos minutos le gritaban otros varios equipo chico a Vélez. Que nos quedara a nosotros que andamos perdiendo la voz por los goles ajenos. En primer término vale aclarar, por si queda alguna duda, que hace años que los de Liniers ya no son de Liniers y han extendido su geografía y, por ende, su grandeza es elocuente. A su vez, lo de cagón también carece de contenido. Ganaron en una cancha históricamente complicada, ante un rival que no jugó por nada y con más de treinta mil personas que fueron a escupirle el asado. Y sin despeinarse, ganaron.

Racing fue Racing en su máxima expresión. Ilusionó al principio, se pinchó un largo rato y luego, por el empuje de su gente que armó una fiesta de fin de año en pleno estadio, apretó sin complicarle la vida a Barovero. Trasladando el concepto al plano general: ganó los dos primeros partidos del torneo, perdió varios en fila y cuando se repuso tenía la fuerza de una pluma para bajar a los rivales de peso.

Para que se pueda entender el concepto de lo que hizo el equipo de Russo es oportuno remarcar que jugó hasta donde Vélez lo dejó. Salvo los primeros 20' donde se impuso el manejo de Toranzo y la movilidad de Hauche, Gareca vivió un partido tranquilo cerca de la raya. Una vez que solucionó la única variante que tuvo el local en ataque (pelotazo cruzado a espaldas de Papa), se terminó el juego. Sin embargo, desde ahí provino la situación mas clara del partido para el local: el ex Argentinos la controló a espaldas de Papa y tras en enganchar remató de zurda al pie izquierdo de Barovero y luego del rebote elevó el remate arriba. En tanto que Russo nunca logró encontrarle la vuelta al barullo que le hicieron a Pillud entre Moralez, Martínez y Papa. Algo que le viene sucediendo a Racing en los últimos partidos. Al no tener un volante derecho clásico, los rivales eligen esa zona para lastimar a la Academia.

Hay un claro ejemplo que sintetiza a un equipo de otro. Tras el gol de Vélez, Toranzo tuvo un arranque similar al del “burrito”, salvo que tras gambetear a dos rivales, los mismos retrocedieron y cortaron con falta saliendo del círculo central. Mientras JM Martínez pudo correr mas de cincuenta metros con la pelota y esquivando a casi seis jugadores. Por cierto, una maravilla de gol. Cuando el todoterreno del fortín armó la obra que armó y la culminó de la forma soñada, se terminó el partido. Los de Russo se pusieron a expensas de lo que quería la visita, que sin manejar la pelota y tener situaciones continuas se hizo dueño del ritmo y los hilos del partido.

El complemento sirvió para que se queme todo el arsenal de artificio que estaba archivado por tardes-noches que no fueron y la suelta de una pasión que no entiende de resultados (sería conducente que nos deje de “importar una mierda” perder). En el medio surgió otro gol de novela. Un tiro libre de Moralez que se colgó del ángulo derecho de De Olivera. A priori el santafesino fue reemplazado y cuando injustamente primaban los silbidos racinguistas y la ovación de parte del sector visitante, aparecieron aplausos cerrados reconociendo al ex Racing. Un crack de jugador que se fue por decisión de esta dirigencia y maltratado, ninguneado y casi golpeado por el responsable del futbol amateur y pro-tesorero de la actual conducción, Adrián Fernández; hace poco más de un año cuando el futbolista acompañó al plantel a la cancha de Argentinos.

Se fue un año en el que se logró apenas un objetivo: no jugar la promoción. El equipo nunca se ganó el mote de tal, la premisa ilusionista del hincha siempre estuvo ajena a la realidad y tampoco se cumplió el fin más racional elegido por los dirigentes, cuerpo técnico y jugadores: “el objetivo es pelear arriba”, decían. Racing lejos estuvo de cumplir el anhelo del público y jamás se sentó en la mesa de debate por el campeonato.

Se viene un semestre que, de acuerdo al desenlace de la copa sudamericana, carga a Racing de todas las responsabilidades. Jugará un solo torneo, jugará por todo.

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