lunes, 15 de noviembre de 2010

El Payaso fue el coloso en el Parque

Racing no le encontraba la vuelta al partido ante Newell's pero entonces Russo mandó a la cancha a Lugüercio. El ex Estudiantes mandó el centro para el gol de Hauche y clavó el segundo. Fue 2 a 0 para seguir soñando con el ingreso a las copas.

Sus piernas no entregaron la magia con la que suele malcriar el paladar de los hinchas académicos. Pero aunque fue una noche en la que Giovanni Moreno no logró gravitar, Racing pudo quedarse con tres puntos en una ráfaga de fútbol parida por su gran coloso: Pablo Lugüercio. El equipo de Miguel Ángel Russo venció por 2 a 0 a Newell's y así acortó distancias en la lucha por sacar boleto para la Libertadores 2011.

Newell's presionó desde el arranque del encuentro y pareció decidido a quedarse con la victoria. En el comienzo, a Racing le costó terminar de acomodarse en el campo de juego.

En esos instantes, hubo algunas tibias apariciones de Moreno que le permitieron al equipo de Russo construir alguna llegada de peligro.

A los 4, Sperdutti cayó en el área pero el referí Beligoy consideró que no había sido falta. A los 6 minutos, Bieler probó desde afuera con un disparo sin dirección. La misma vía utilizó Toranzo unos minutos más tarde. Por el lado del local, Formica también intentó con un tiro a colocar.

A los 17, Toranzo pateó al arco, hubo un rebote y Schiavi terminó de despejarla. Cuando el encuentro promediaba la media hora, ambos equipos probaron con disparos desde lejos a través de Hauche y Vella. En esa primera etapa, el equipo de Sensini estaba mejor parado, manejaba la pelota pero carecía de profundidad en ataque. Por el lado de Racing, no conseguía el control del balón y, como sucedió en varios partidos del torneo, tampoco aprovechó los córners y laterales. Cuando se cerraba la primera parte, Fernández envió un centro pero Bieler no pudo conectarlo. Otra vez, el ex Liga de Quito tuvo un partido intrascendente.

En el arranque del segundo tiempo, el local mantuvo la actitud inicial y se concentró en lograr romper la paridad. Cuando iban apenas 3 minutos, De Olivera le atajó una gran chance a Estigarribia. A los 11, Giovanni realizó un pase para Bieler, el ex Liga de Quito se la pasó a Hauche pero el Demonio no pudo concluir la jugada. A Racing le costaba asociarse, no tenía profundidad, parecía desordenado en ataque. De fútbol, ni hablar. La Academia otra vez intentó con tiros de media distancia pero ningún inquietó a Peratta. A los 14, el local tuvo una jugada muy clara: Estigarribia desenfundó un remate que se fue cerca del palo. Unos minutos después, De Olivera se quedó con la pelota tras un centro. En ese tramo del encuentro, Moreno no lograba entrar en contacto con el balón y Toranzo estaba separado de Hauche y Bieler. En ese tramo, las bengalas de la platea local y los hinchas colgados del alambrado provocaron que el partido estuviera parado por unos minutos. Una vez reanudado, Newell's siguió empecinado en abrir el marcador ante un rival al que no le sobraban ideas ni fútbol. En las situaciones más claras de los de Sensini, De Olivera dijo presente y evitó con seguridad la caída de su arco.

Y entonces, Russo metió mano en el equipo: Licht por Fernández y Lugüercio por un Bieler invisible. A los 34, Newell's ejecutó un córner que fue al corazón del área pero allí estuvo De Olivera para atrapar a la redonda antes de que pudiera ser desviada hacia la red. Racing parecía atrapado y no lograba liberarse de la presión que ejercía la Lepra. Para peor, Giovanni continuaba sin pegar una. A los 41, el uno académico volvió a tapar ante Rodríguez. Mientras tanto, Toranzo probó sin éxito con un disparo desde afuera. A los 43, Hauche mandó la pelota hacia la red pero el árbitro sancionó el fuera de juego. Parecía ser la última chance de enderezar el camino en una noche que venía a contramano. Pero aún quedaba una más y sería la vencida. A los 44, Lugüercio se escapó con audancia, mandó un centro exquisito y Hauche de cabeza aniquiló la igualdad y puso a Racing arriba. Pero eso no era todo. Instantes después, El Payaso tuvo un mano a mano y, aunque Peratta pareció acorralarlo, el delantero salió airoso y sentenció la victoria. Cuando al árbitro marcó el final, el propio Russo levantó los brazos en una muestra de satisfacción y alegría. En una noche en la que Moreno se olvidó el traje de superhéroe, el Payaso hizo un pacto con el Demonio y así Racing no perdió la licencia para seguir soñando con un futuro de copas.

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