martes, 6 de septiembre de 2011

Volvió a la vida

Así como lo definió en su Twitter, Gio Moreno se reencontró con su gran amor: el fútbol. Como cuando llegó a Racing, el segoviano prendió, otra vez, la mecha de la ilusión. Pese a su falta de ritmo, desparramó algunos lujos y salvó una pelota en la línea. Ojo: puede ser titular ante Olimpo…

Paradoja del destino, el estadio que lo apartó del fútbol, ayer le devolvió el aire nuevamente. Como si le repusiera lo que le había quitado. Y, mientras, lo esperaba todo Racing. Se lo extrañaba, se lo ansiaba, se lo pedía, se lo reivindicaba y ovacionaba ante cada aparición pública. En fin, se lo necesitaba… Y vaya si había necesidad de tenerlo otra vez en cancha: tiró un caño por ahí, un taco por allá, tornó más cristalino el juego albiceleste y salvó –sobre la línea, como un curtido defensor- la caída en Floresta. Todo en treinta minutos. Es que Giovanni Moreno es capaz de generar tanto en tan poco tiempo. Y, ahora, el Cilindro lo espera.

Pese a la notoria falta de ritmo, el segoviano se las ingenió, fiel a su inteligencia para amigarse con la pelota, para entregar algunos lujos de su extenso repertorio y convertir en fútbol algo que era más parecido a una lucha en el barro. En poco más de treinta minutos, transmitió tranquilidad, al dejar ver que su magia sigue íntegra. Entró a los 14, por Lucas Castro, y lo primero que hizo fue pisarla; la perdió, pero permitió que los hinchas de la Academia se deleitaran y comenzaran a soñar. En medio de tanto roce, pelotazo y tensión, Moreno fue el rebelde del partido, la perla blanca en medio de la oscuridad futbolera.

En dos oportunidades, ambas muy cerquita del banco de Simeone, Gio jugó para la tribuna. Primero, un caño a Rodríguez. Luego la mató de taco y la bajó con gran naturalidad, ante el asombro de otro mediocampista del Albo. Sin embargo, la acción de la noche se daría tiempo más tarde, a los 28 del complemento, y lejos del arco de Cambiasso: centro al segundo palo, ineficaz salida de Saja, Perea remató y el diez de Racing rechazó bajo los tres palos. “Me debés una”, le tiró a su arquero, con una gran sonrisa en su rostro, y volviendo a su posición. Gio estaba feliz. Y hasta ahí, su acción dentro del campo. Bastante productiva, por cierto. El protagonista demostró que está listo para salir a la cancha. Y el sábado que viene tiene una nueva chance, ante Olimpo, y puede ser titular.

A la salida del vestuario, expresaría toda su alegría por volver a jugar. Sonriente, como se lo vio siempre dentro de la cancha, dijo: “Estoy muy contento con haber vuelto a jugar y muy agradecido con el cariño que me dio el hincha durante todo este tiempo”. La figura colombiana anhelaba este retorno. “Vuelvo a la vida”, había twitteado antes del encuentro.

Aunque sin victoria y en noventa minutos ásperos, Gio renovó la ilusión. Y el próximo compromiso, con Olimpo, es una excelente oportunidad de acrecentarla y hacerla realidad. Porque la dupla con Teo puede empezar a funcionar. Sólo es cuestión de que el Cholo se anime a juntarlos…

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