jueves, 22 de septiembre de 2011

Muralla China

Sebastián Saja se ganó por primera vez la ovación de los hinchas. Amén de que sólo le convirtieron dos goles en 720 minutos, el arquero hoy tapó dos clave en la segunda etapa que bien pudieron ser el empate de Newells.

Estaba tendido. Golpeado. Su ojo derecho quedó chino. Y no para hacerle honor a su apodo. El remate de Aquino dio en su rostro y evitó la igualdad de la Lepra. Ante la no reacción del hombre de los tres palos, la gente no dudó en largar el primer "olé, olé, olé, olé, Chino, Chino..." para darle ánimo al responsable del cero en el arco.

Es que desde que Saja se convirtió en el arquero de la Academia (acierto en esta de Diego Simeone que lo pidió de entrada) el equipo no sólo ganó en seguridad bajo el rectángulo, sino también en la defensa, ya que el Chino ordena con voz de mando.

Más adelante, cuando iban dos minutos de descuento, el ex arquero de San Lorenzo (rival del domingo) cortó un mano a mano saltando casi en el borde del área, despejando todo tipo de peligro.

Tras este octavo partido, Racing recibió dos goles (uno en el rebote de un penal que el propio Saja tapó) en 720 minutos, una cifra extraordinaria para garantizar tranquilidad en un equipo que, por ahora, sufre y no puede liquidar los partidos con anticipación.

 
Saja, autocrítico, destacó: "Nos falta cerrar el partido antes que termine. Hoy nos costó mucho, creo que estamos creciendo como equipo". Además, agregó: "Sumamos muchos puntos, pero hay que seguir mejorando".

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