miércoles, 30 de septiembre de 2009

Esto no terminó



Tal como se preveía, el choque frente a Independiente era trascendental. La derrota frente al equipo de Gallego fue un puñal en el corazón y dejó a Caruso al borde del nocaut. Tanto lo buscaron en el campeonato pasado con que el equipo no jugaba a nada, que hacía tiempo de todas las formas posibles, que sacaba ventaja; tanto lo criticaron, que para este torneo intento cambiar. Un poco por convicción, y otro poco, esto es una apreciación personal, porque lo volvieron loco desde tantos frentes para que juegue “más lindo” que finalmente lo terminó condicionado.


Salir a jugar con línea de tres frente al Rojo el domingo, fue quizás el error estratégico mas grande de Caruso desde su llegada a la Academia. Está claro que si plantó ese dibujo táctico fue porque creyó que era el más apropiado, pero cuesta creer que fuese con el que más seguro se sentía, igual se la jugó. Nunca, en primera división, uso el 3-4-1-2. Nunca. No parecía el clásico ser el mejor momento de correr ese riesgo, con un sistema que si no está bien aceitado y coordinado termina en catástrofe. Y aunque pudo ser empate, también pudo ser un 1-5 letal. Llegaba sin margen de error y ahora quedó contra las cuerdas. A merced de sus detractores. Con el equipo en promoción y cada vez más lejos de la clasificación a la Copa Libertadores de América.

Trazando una analogía con el equipo campeón del 01 de Mostaza, que también defendía con línea de tres. A modo de ejemplo, se desprende que en aquel equipo, donde el domingo jugó Lucero jugaba Bedoya, y donde jugó Lluy jugaba Martín Vitali. Jugadores de características muy diferentes, en especial en el caso del colombiano. Eran tipos que a la hora de marcar eran leones y que a su vez, al momento de atacar, eran determinantes. Le daban el equilibrio elemental para cualquier sistema, pero más necesario aún, para una defensa compuesta por tres hombres.

La única verdad es la realidad. Y la realidad, marca que los que ganan y pierden los partidos son los que juegan, los que entran a la cancha. Si bien ocho de los once titulares del domingo fueron jugadores que ya estaban el campeonato pasado, hay algo que está clarísimo y es irrefutable. Basta de decir que es el mismo equipo. Las salidas, por diferentes razones de Migliore, Schaffer, Zuculini y Franco Sosa fueron literalmente como si un cirujano se hubiera metido con su bisturí en el corazón del equipo y lo haya extirpado. Desde lo futbolístico y lo temperamental eran absolutamente fundamentales. Ni hablar si le sumamos a esto las lesiones de Yacob y el Payaso Lugüercio. Si a este equipo no le sobraba nada en el Clausura, con estas bajas, ahora la cosa está más que complicada. Y no es una excusa. Es una realidad. De los once gladiadores del semestre pasado en este momento tiene disponibles a sólo cinco. Muy poquito. Los que llegaron, en la cabeza del DT eran recambios, no titulares.

Un mensaje para el plantel que ahora va a salir a decir que a Caruso lo respalda a muerte, de la misma forma que lo decían los jugadores de River con Simeone, de Independiente con Santoro, y de la Selección con Basile. Las palabras que no van acompañadas de actos concretos no sirven para nada. Ya sabemos como terminaron los tres. Tienen que trabar con la cabeza, ¿se acuerdan de la famosa “Cabezona” de Zucu? Jugarse todo por Racing y por el tipo que se las jugó por ellos. Es hora de ponerse a pensar cual era la situación de cada uno de estos jugadores hace seis meses y cual es ahora. A la gran mayoría los inventó Caruso.

Está claro que la posición de quien escribe estas líneas es que Caruso Lombardi tiene que, de mínima; seguir hasta la finalización de su contrato. Pase lo que pase y a como de lugar. Es difícil imaginar un piloto de tormenta más apto. Por capacidad, por inteligencia, por coraje y por sobre todas las cosas por l-a-b-u-r-a-n-t-e. Caruso no solo inventa jugadores de la nada. Sino que también se inventó a sí mismo. Sin chapa como jugador, pasó como entrenador por todas las categorías del fútbol argentino y llegó, por mérito propio, a uno de los clubes más importantes del continente americano.

Eso sí. Quizás Pipo, Gallego y Cagna; interiormente ahora se estén regodeando por ver a Caruso acorralado. Pero somos Racing y el Tano, más allá de los plazos; lo cual también demuestra su buena leche, de que si la cosa no va, elige renunciar a quedarse de la forma que fuese y esperar a que lo echen, haciéndole no sólo un daño deportivo sino también económico al club; la va a pelear hasta el final.
 
No hay duda. Esto no terminó.

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