Hace bien Caruso Lombardi en buscar sacudir a sus subordinados. El equipo no juega ni mete como en el primer semestre del año, cuando el estímulo del cadalso funcionó para sacar un rendimiento superlativo de un grupo de condenados. Pero, como constructor, el técnico deberá recordar que esta estructura endeble tiene los ladrillos que él reclamó. ¿Que no fueron primera opción? Ninguno de los que el DT presenta como incorporaciones frustradas (Mercier, Battión, Armani, Pavlovich, quizá Peñalba, transferido por Argentinos al Lorient, sea excepción) aparece como frutilla para este postre sin cocción. Aquel temor acerca de la autonomía recortarda que tendría Caruso para confeccionar el nuevo plantel quedó refutado. La CD le dio atribuciones amplias -insiste en el riesgo, como ya había ocurrido en la gestión de Llop- que fueron usadas, por caso, para sumar un tercer arquero, tres volantes centrales y dos laterales por izquierda. Los pies sensibles, más allá de la presencia de un enganche, no entraron en la convocatoria.
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