lunes, 14 de septiembre de 2009

Crisis matrimonial



Son esas conductas que antes enamoraban y que con el correr del tiempo van empezando a molestar y a desgastar una relación que hasta hace poco era pura pasión. Como una pareja que está ingresando en una crisis, lo que antes seducía hoy molesta. La relación entre Caruso Lombardi y los hinchas de Racing no es de odio, claro está, pero ya no es de un amor incondicional más allá de cualquier desliz. Quedó en claro luego del magro empate de la Academia frente a Gimnasia. El grueso de la gente, por el bajísimo nivel futbolístico del equipo y la poca ambición desde el banco, despidió a los jugadores con silbidos y le pidió al técnico ser un poco más ofensivo.
El cambio de Mercado por Rosano, en el entretiempo, y el tardío ingreso de Grazzini, cuando el Lobo ya había empatado, fueron los puntos que más irritaron. Es cierto que si la Acadé hubiera ganado los silbidos no habrían sido vox populi, tal como pasó durante el campeonato pasado, pero si a la suerte no se la ayuda... "Si no nos empataban la gente se hubiera ido un poco más contenta... Los empates pueden haber quebrado el idilio con la gente, pero yo nunca les voy a reprochar nada. Los hinchas sufren a la par nuestra... Hay que saber convivir con las alegrías y con las no tantas. Cuando a uno lo alababan era Dios y ahora soy el diablo. Pero sigo firme, tranquilo y no me molesta", explicó el entrenador.
Quizás el contexto de este nuevo Racing sea lo que genere cierto malestar en el público. Cuando llegó Caruso, tras la ida de Llop, el equipo estaba en la lona y con serio riesgo de perder la categoría. El DT, con un juego sin brillo pero efectivo, planteó cada macht como un juego de ajedrez, golpeó en el momento justo de cada partido y después reculó para aguantar el resultado. Hoy, en la misma situación numérica, pero con mayor margen, el ámbito parece ideal para intentar probar a un equipo más protagonista y que no dependa tanto de la faz defensiva para conseguir un triunfo. Por eso el nombre que más pide el hincha común es el Sebastián Grazzini, un enganche que puede acortar distancias con la lejana dupla de atacantes.

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