viernes, 4 de septiembre de 2009

El Cilindro de Avellaneda, símbolo de Racing Club, cumple 59 años

Una vista desde lejos del el estadio. Toda una postal representativa de Avellaneda y de Racing
Proyectado a mitad de la década del 40 e inaugurado en 1950 bajo la presidencia en el país de Juan Domingo Perón, cuyo nombre se le dio al estadio, la obra significó el establecimiento definitivo de un equipo que hasta ese momento había sido local varios escenarios distintos. Luego de la flamante inauguración y el suceso institucional que eso significó, llegó además la gloria deportiva con el bicampeonato obtenido en ese año y que pudo celebrarse en la nueva y flamante casa del club. Así, el presidente del club, Carlos Pailot, que estuvo desde 1943 en el cargo, logró su objetivo más grande, además de volver a tener a Racing campeón nada menos que con el primer tricampeonato del fútbol argentino.
Tan sólo dos días después de festejar el cumpleaños académico número 41 en 1944, se nombró la comisión pro adquisición del campo de deportes. Esta fue la encargada de adquirir meses más tarde por medio de una compra a los ferrocarriles Sud y Oeste, los 30.000 metros cuadrados donde se llevaría a cabo la impactante obra. A comienzos de 1946 se proyectó la financiación.
En agosto de ese mismo año se firmó el decreto que habilitaba y contemplaba todos los aspectos del emprendimiento. Para llevar a cabo la obra, los dirigentes del club solicitaron un préstamo de 3 millones de pesos al Gobierno Nacional, el cual fue concedido. Entonces, la Comisión Directiva de Racing resolvió designar presidente honorario del club a Juan Domingo Perón, quien luego llevaría el nombre del estadio, y socios honorarios a María Eva Duarte de Perón, Ramón A. Cereijo, Juan Atilio Bramuglia (ministro de Relaciones Exteriores y Culto) y Miguel Miranda (presidente del Banco Central).
El Cilindro se construyó en Avellaneda pese a la sugerencia del propio Perón de erigirlo en Retiro y fue inaugurado el 3 de septiembre de 1950 en Alsina y Cuyo (ahora pasaje Corbatta). El acto contó con la presencia del primer mandatario, “de su ilustre esposa Eva Perón (...), de altas personalidades del Gobierno y del deporte, procediéndose a descubrir en el hall del recinto de Honor un busto del General Perón, que ha de perpetuar la gratitud del club hacia el excelso gobernante y primer deportista argentino”, según quedó escrito en la Memoria de Racing de 1951. La ciudad, al igual que todo el país estuvo de fiesta. Una multitud se congregó para presenciar la maravillosa obra arquitectónica en una inauguración fundamental para la campaña del equipo y para la vida misma de la institución.
Hasta ese momento, Racing arrastraba una actuación irregular en el campeonato de 1950, ya que los triunfos y las derrotas se sucedían de igual manera. A partir de la apertura del Cilindro, los resultados se enderezaron. El día de su estreno oficial, el equipo superó a Vélez por 1 a 0 con un gol de Llamil Simes y logró acceder a la punta del certamen. A ese triunfo inicial le siguieron otros cuatro, entre los cuales se destacó un 4 a 2 a Independiente como visitante y también un 5 a 3 contra River, en el flamante Cilindro. Con el renovado ánimo que había provocado el hecho de jugar en su nueva casa, se alcanzó el bicampeonato, ya que de manera previa se había obtenido el título en el 49. En la campaña, el plantel sumó 23 victorias y 10 derrotas, producto de su irregularidad antes de que se abriera el nuevo estadio. De ese modo, Racing volvió a erigirse como el mejor de la mano de una obra consagrada como una de las mejores de su tiempo en toda Sudamérica y repetiría la hazaña también al año siguiente para transformarse en el primer tricampeón en la historia del fútbol argentino.

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