viernes, 9 de octubre de 2009

Una clásica derrota



Boca, que a pesar de empezar perdiendo gracias al gol de Caballero que le daba aire a Caruso Lombardi, fue más que Racing durante todo el encuentro, y dio vuelta el partido con dos goles de Viatri tras quince minutos brillantes de Riquelme.


Racing fue el equipo desordenado que viene siendo en todo el torneo, pero ese desorden desorientó a Boca los primeros diez minutos, ya que con mucho sacrificio, y especialmente gracias al empuje de los que jugaron por la banda izquierda, Tavio y Lucero, el equipo de Caruso se las ingenió para llevar peligro al área de Boca, que mostraba una defensa endeble y un arquero para nada seguro.

Justamente gracias a un mal despeje de Abbondanzieri Racing pudo haber abierto el marcador pero Lucero no supo como definir.

Con el correr de los minutos el partido se fue emparejando, con un Racing que no sabía que hacer con la pelota y un Boca que lo único que atinaba era pasarle la pelota a Riquelme, que no encontraba con quien volver a asociar juego.

En ese contexto se desarrollaba el primer tiempo hasta que a los 32 minutos, Racing tuvo un tiro libre en casi tres cuartos de cancha, ubicado en forma frontal al arco, que ejecutó Falcón al medio del área y Caballero ante la pasividad del arquero y de la defensa de Boca cacheteó al fondo de la red.

Los de Basile no tuvieron reacción y Racing a partir de ese momento apostó más que nunca a la contra y hasta pudo haber convertido algún otro gol, casi sin proponérselo.

Pero en el segundo tiempo la historia sería otra, porque la primera que tuvo Riquelme no perdonó. El volante ofensivo de Boca anticipó a Falcón al minuto de juego, encaró, y al pisar el área sacó un derechazo cruzado de derecha a izquierda que apenas pudo desviar De Olivera, la pelota dio en el poste opuesto, recorrió todo el arco ante la mirada de Aveldaño, que no puso oposición para que Viatri empatara el encuentro.

Riquelme se hizo más que nunca dueño del partido, y a los quince tiró un lujo impresionante para dejar de cara al gol otra vez a Viatri. La jugada la inició el goleador de la noche, que aguantó la pelota y esperó que Riquelme le pasara por delante para descargar en él, que se llevó la marca y de taco, y ante la pasividad de la defensa académica dejó a Viatri solo ante De Olivera para que el delantero definiera fuerte a media altura y al primer palo.

En seguida Caruso mandó a Grazzini a la cancha, pero ya era tarde para intentar jugar al fútbol, aunque el “mágico”, se las arregló para mostrar algunas pinceladas, sobre todo cuando se asoció con el pibe Fariña, que ingresó faltando quince minutos para finalizar el encuentro.

El último manotazo de ahogado de Caruso fue el ingrese de Ramírez para ver si entre Caballero y el ex Colón podían empatar de cabeza, pero los pocos centros que llegaron al área de Boca fue descolgados por Abbondanzzieri o rechazados por la defensa xeneize.

Paradójicamente la única chance de gol que tuvo Racing fue tras una doble pared entre Fariña y Grazzini, en la que también intervino Caballero, y terminó con un remate de Fariña muy por arriba del travesaño luego de que le taparan el primer tiro a Grazzini.

Ya no quedaba tiempo para más en Avellaneda, y con pocos minutos de fútbol, Riquelme despedía de Racing a un técnico al que nunca le preocupó demasiado el juego.

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