lunes, 5 de octubre de 2009

Marche un canje urgente con alguna óptica

Caruso se había puesto plazo de vencimiento y le dio un ultimátum al plantel. Quería ver una reacción en los próximos dos partidos o se iba. Se plantó. Bueno, después de lo que hizo Racing ante Huracán, la renuncia del técnico era una consecuencia lógica, hasta digna. Con la misma falta de ganas que en casi todas las fechas anteriores, los jugadores ya lo estaban saludando con las manitos... Pero Caruso se queda. Y la excusa para permanecer al menos hasta el jueves (juega contra Boca) es que, según él, vio la actitud que tanto reclamaba. Dos posibilidades: o necesita urgente un canje con alguna óptica o se aferró al único vericueto que le quedaba para estirar un poco la despedida. Prefirió inventarse una realidad -que todos los que estuvieron en el Ducó no apreciaron- antes que aceptar que sus palabras lo habían condenado y se tenía que ir. Caruso trató de tocarles el orgullo a estos jugadores que, como mínimo, le tienen que regalar un camión lleno de plasmas por permitirles llegar a un equipo grande. Y la respuesta fue rotunda: saludos, mandá una postal. Con el inflador anímico tirando brisas, quedaba la vuelta a la gran muralla defensiva. Nada mejor que morir con la tuya, claro. Por eso eligió poner a seis defensores y dos volantes centrales. Que entren si pueden. Y Huracán entró, por supuesto. Y varias veces. Técnico elogiado desde este espacio por calibrar al milímetro a cada oponente, ahora se le rompió el DVD. Optó por refugiarse ante un rival que es débil atrás y todavía (aunque no es el del torneo pasado) se las rebusca adelante. Sólo un milagro contra Boca evitaría el final evidente. Y Caruso ya consumió el suyo con los 30 puntos del Clausura.

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