domingo, 17 de julio de 2011

"Vamos para adelante"

Los pedidos de Simeone se hicieron sentir en la mañana de Open Door. Demandó verticalidad, toque rápido y abrir la cancha siempre. Y puso exclusiva atención en la defensa. Además, se quejó del estado del campo de juego. Corrió para todos lados y miró el partido de distintos ángulos. En fin, un Cholo auténtico.

Es conocida la electricidad de Diego Pablo Simeone. Sus gestos ampulosos, sus gritos alocados, sus pedidos, unos tras otros; sus charlas con los jugadores, mientras el partido está en pleno desarrollo; sus ahogos y desahogos, durante los noventa minutos. Pero se siente de verdad y con mayor adrenalina estando a su lado. Ese privilegio se generó en la mañana de Open Door. Al Cholo poco le importó mostrarse tal cuál es, cerquita de los periodistas que presenciamos el encuentro.

“Abrí”, “salí afuera”, “por la banda”, fueron los primeros gritos de Simeone en el amistoso. El entrenador busca que sea un equipo ancho cuando ataca. Que no se encierre, que busque el desborde, la profundidad y el centro atrás. De hecho, así, con estas características, se dieron los goles. Y también pide que la salida sea rápida, un traslado dinámico y una descarga veloz de la pelota. Pone cara de pocos amigos cuando Fariña tarda en largarla, “date vuelta y para adelante”, lo provoca a Toranzo, cuando el Pato gira y gira, sobre si mismo, en la mitad de la cancha. Al Cholo le bastaron los sesenta minutos del partido para repasar conceptos. Sin embargo, todavía resta un tiempo para que lo fijen sus dirigidos.

Está claro que sus elencos deben resolver todo con una destreza formidable. Porque el sistema que implementa lo requiere. Se ataca con gran velocidad, el contraataque está primero en el manual y todos defienden. Todos. “¡Pasá!, ¡atacá!”… “¡Ahora bajá!, ¡bajá!”, sentencia con voz firme promediando el segundo tiempo.

Toranzo y Fariña fueron blancos permanentes de sus órdenes. Jugadores acostumbrados al apego al balón, a acariciarla hasta que se canse, a correr varios metros con la caprichosa atada a sus botines, se movieron alrededor de Pelletieri y estaban obligados a tocar e ir a buscar, trepar hasta el área sin nada en sus pies. Y ni hablar cuando el equipo efectuaba el retroceso y se rearmaba en defensa, aplicando un cerrojo en la segunda línea. Eran fieles escoltas del cinco. Hauche y Lugüercio hacían lo propio achicando los espacios en los laterales.

El Cholo tampoco quiere complicaciones. “Hagamos la fácil”, dijo en más de una oportunidad. En eso, Licht mete un errático cambio de frente y regala un ataque al rival: “¡No, no, no! Si sabés que es difícil, Lucas”, lo retó el técnico.

Entre tanto, se hizo tiempo para quejarse del césped del campo de juego: “¡Que cancha de m…!”, exclamó. Racing iba a recibir a Villa San Carlos en Avellaneda. Pero por cuidar el campo del Cilindro, no se movieron de Open Door. Esto plantea la duda de dónde será el amistoso del miércoles ante Acassuso.

El Cholo se mostró auténtico. Fue fiel a su estilo. Y, más que nunca, dejó en claro qué desea ver de su elenco. Verticalidad, pocos toques, velocidad, audacia, profundidad, compromiso. Nada de calesitas, rodeos, displicencia y juego lento y lateral. Cúbrase, tome la lanza y vaya Racing, nomás.

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