domingo, 22 de agosto de 2010

Por una cabeza


                                           
Racing cayó 2 a 1 con San Lorenzo, con un cabezazo de Sebastián Balsas cuando restaban 5 minutos para el final. Lugüercio había marcado el empate. El equipo de Miguel Ángel Russo hizo un buen partido y el arbitro Baldassi no vio dos claros penales a favor de La Academia.

Pelota parada. En la previa del choque ante San Lorenzo, el propio técnico del Ciclón repitió hasta el cansancio que las jugadas de balón detenido serían cruciales en el partido entre su equipo y La Academia. Y como si fuera una jugarreta del destino, fue desde un corner que se gestó el segundo gol de San Lorenzo. Una cabeza elevándose de entre las demás fue lo que sentenció que Racing se quedará sin nada en la noche de Avellaneda. Paradójicamente, en un partido donde el equipo de Russo mereció mejor suerte terminó quedándose con una derrota. Por el lado del visitante, se llevó tres puntos que por el trámite del partido tuvieron más que ver más con la casualidad que con los merecimientos futbolísticos. 

En el inicio del partido, ambos equipos mostraron algunas imprecisiones en el manejo del balón. Con el correr de los minutos, quedó claro que el circuito de fútbol de Racing tendría que ver con la sociedad entre Patricio Toranzo y Giovanni Moreno, además de las subidas de Marcos Cáceres por la derecha. En cambio, San Lorenzo pareció apuntar todas sus esperanzas en lo que pudiera generar Sebastián Balsas.

Cuando iban tres minutos, Guillermo Pereyra casi abre el marcador con un cabezazo. En los minutos siguientes, Racing probó con un disparo de Cáceres que se fue desviado, con otro de Giovanni, entre otras ocasiones en ataque.

Cuando La Academia parecía empezar a acomodarse en el campo de juego, llegó el gol de San Lorenzo: Placente hizo una maniobra personal y le dio un pase a Pereyra, quien remató bien lejos del alcance de Fernández.

Al encontrarse en desventaja, el equipo de Russo no pareció desesperarse e intento ir en busca del arco rival, apoyándose en el sólido trabajo de Yacob en el mediocampo. Cuando estaba sumergido en la tarea de concebir el empate, apareció en escena el árbitro Héctor Baldassi quien no vio un evidente penal a Giovanni Moreno. En ese momento más de un hincha local se preguntaba si esa decisión no habría sido un efecto colateral de los fallos arbítrales a favor del pasado sábado en la Bombonera.

Antes del final de la primera etapa, La Academia intentó a través del remate de Toranzo, de un tiro libre de Bieler e incluso algún disparo de Licht. 

Cuando finalizó la primera etapa, dio la sensación de que si Racing ajustaba algunas tuercas del engranaje podría revertir la historia ante un rival tibio tanto en intenciones como en acciones de juego.

En el arranque del complemento, Giovanni volvió a mostrarse movedizo. Cuando iban siete minutos, un disparo de Menseguez pasó cerca del arco. Y tres minutos después, Lugüercio le borró la sonrisa a Ramón Díaz y desató la ovación local: Sebastián Luna perdió una pelota en la derecha, Toranzo la interceptó, se la pasó al Payaso y el delantero sacó un preciso remate desde afuera del área que se estampó en la red.

Tras el tanto del empate, Ramón Díaz decidió el ingreso de Diego Rivero y Emiliano Alfaro. Por su parte, Russo mandó a la cancha a José Luis Fernández y, más tarde, a Lucas Castroman.

La Academia pareció empecinada a ir en busca de la victoria aunque no logró acertar en las puntadas finales. Por su parte, San Lorenzo tuvo una jugada clara a los 35, cuando Fernández le tapó un mano a mano a Alfaro, tras un pase de Rivero. Entre tanto, Baldassi volvió a pasar por alto otra jugada dentro del área: una clara falta a Bieler.

Cuando al partido se diluía, San Lorenzo tuvo varios tiros de esquina. Y en el tercero, la maldición de la pelota parada que había pronosticado el propio Ramón Díaz se hizo realidad: Aureliano Torres ejecutó un corner desde la izquierda y el uruguayo Balsas conectó de cabeza tras ganarle en el salto a Aveldaño. Ese movimiento tan elemental fue el 2 a 1 a favor del Ciclón y alcanzó para arruinarle la noche a la miles de almas que hicieron explorar el Cilindro con su aliento. Unos minutos después, Giovanni desperdició una jugada muy clara para marcar el empate de La Academia.

En un partido donde Racing mereció al menos el empate, sólo se llevó un terrible dolor de cabeza.

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