lunes, 21 de marzo de 2011

Un golpe al corazón

La gente de Racing recibió un impacto fuerte en el medio del pecho cuando la pelota se le colaba por encima a Jorge De Olivera. El sábado a llenar Lanús y contra Tigre, que vuelva a ser una fiesta.

Una hora y media antes del encuentro en la popular académica no entraba más nadie. Nadie se
quería perder al Racing puntero pese a los cuarenta pesos que tenían que pagar de más los simpatizantes.

Los que están siempre, en las buenas y en las malas, se ubicaban en sus lugares de siempre, esos que se usan de cábala permanente. Aquellos que van poco depositaban sus esperanzas donde encontraban un lugar.

La Academia salía a la cancha vestido con la camiseta suplente, sabiendo que este era un partido importantísimo para seguir mirando a todos los planteles desde lo más alto. La cancha entera se ponía de pie para cantar: “Racing, mi buen amigo, esta campaña volveremo a estar contigo, te alentaremo de corazón, esta es tu hinchada que te quiere ver campeón, no me importa lo que digan, los del rojo y los demás, yo te sigo a todas partes, cada vez te quiero más”.

Y los primeros minutos del cotejo se hicieron trabados y la pelota la manejaba Estudiantes. La hinchada quería que el aliento sea permanente: “Vamo vamo academia, vamo vamo academia, vamos a poner huevo, vamos para adelante, si no gritamos todos, parecemo Estudiantes”.

El juez parecía que las ilusiones ópticas le carcomían la vista. Si la orden es bajar a Racing avísennos desde antes así no nos ilusionamos al pedo. Un clásico: “Tenes que salir campeón este es el año, ustedes poniendo huevos y yo alentando, hace mucho tiempo, que la vuelta yo quiero dar, y este año academia no me podes fallar”.

El encuentro seguía siendo el mismo, en donde en el verde césped se veía un equipo que quería jugar y otro que, con ferocidad, se encargaba de no dejarlo. Iván Pillud no podía desbordar nunca y Patricio Toranzo estaba siempre con un hombre encima.

Pese a esto, La Guardia Imperial continuaba: “Racing es mi alegría, yo por vos, dejo la vida, ni una quiebra, tampoco el descenso, nada puede con el sentimiento que siento por vos, yo te llevo en el corazón, por eso vengo, La Acade mi pasión, la alegría de mi corazón, la acade siempre voy esta hinchada quiere ser campeón”.

El primer tiempo se iba diluyendo y las sensaciones eran encontradas. ¿Cómo La Academia podía derrotar a este Estudiantes que estaba dejando la vida adentro de la cancha? Las respuestas no estaban en el banco, era cuestión de intentar.

La gente buscaba un lugar para sentarse, otros 10 pesos para tomar una coca. A por cierto, para la próxima fecha comprando una Coca Cola te llevas dos entradas para ver a los amargos. Una bandera ubicada en la platea describe todo: “Amargo tu pasión vale lo mismo que un pati 5$”

Los jugadores salían del vestuario para ir a jugar la segunda mitad. “Vamos Racing que hay que ganar e”, gritaban desde los costados de la cancha.

“Dejo todo por La Academia ganes o pierdas te sigo igual, un sentimiento inexplicable que se lleva adentro no puedo parar, vamo academia, que tenes que ganar, vamo academia, la vuelta vamo a dar, vamo academia, no le falles a toda tu gente”, entonaban eufóricos los hinchas del glorioso Racing Club.

El equipo seguía sin encontrarle una estrategia a este rompecabezas del león. Por eso la gente tenía que levantar al equipo “Vamo Racing vamo, ponga huevo que ganamos”, se cantaba en toda la cancha. El cemento del Cilindro se movía, las paredes temblaban y los jugadores lo sentían porque desde ese momento el conjunto comandado por Miguel Ángel Russo tomó la iniciativa del encuentro y el gol estaba al caer.

Faltaba un poquito más de empuje, había que entrar a cabecear: “De pendejo te sigo, junto a Racing siempre a todos lados, nos bancamos la quiebra, el descenso y fuimos alquilados, no me olvido ese día, que una vieja chiflada decía, que Racing no existía, que tenía que ser liquidado, si llenamos nuestra y no jugamos, defendimos del remate nuestra sede, si la nuestra es una hinchad diferente”.

Pese al aliento increíble de los hinchas en esos minutos, el equipo no podía romper el cero. Estudiantes estaba logrando su plan: buscar el empate.

Como un grito de furia o de guerra, los hinchas narraban: “Soy de Racing de pendejo, le doy gracias a mi viejo, porque siempre me decía que por Racing de la vida”.

A falta de cinco minutos para el final del encuentro llegó un golpe duro al corazón. Rodrigo López la picó por encima del guardameta académico y metió un golazo para darle la victoria al pincha. Un resultado mentiroso porque era un empate clavado, pese a que Estudiantes controlaba, en un cierto punto, el partido.

La banda demostraba que nada está perdido y que Racing está por encima de todo: “Ole ole, ole ola, ganes o pierdas a mi me da igual, mira como alienta La Guardia Imperial”.

El cotejo terminó y un raro sabor vestía el paladar de los simpatizantes académicos. Pese al resultado final, el conjunto de Avellaneda se fue aplaudido por toda la cancha y un emotivo “Y dale y dale y dale Racing dale” acompañaba la despedida hacia el túnel.

Un encuentro que puede quedar en el olvido si se le gana Lanús. Estamos ahí nomas Academia, solo te pido y te pedimos un favor, AHORA MÁS QUE NUNCA, NO BAJES LOS BRAZOS CARAJO!.

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