lunes, 21 de marzo de 2011

Un Cilindro inseguro

A esta altura, que a Racing le cuesta ganar en su casa, ya no es una novedad. Una evitable caída contra Boca, un ajustado triunfo ante Olimpo y la agónica derrota a manos de Estudiantes LP marcan una notoria desmejora del equipo cuándo está frente a sus hinchas. En Avellaneda, La Academia no ofrece garantías.

Lleva siete partidos consecutivos sin caer en condición de visitante. Aunque hay una contracara llamativa: los últimos ocho encuentros jugados como local se dividieron en cinco victorias y tres derrotas. Sí, a Racing le cuesta ganar en el Cilindro. Afuera se quita presión. Y, mientras, su casa es permeable. Penetrable. Insegura.

En épocas de hambre, La Academia ha sabido abastecerse de puntos en Avellaneda. Un refugio confiable fue el Juan Domingo Perón, cuando se necesitaban los porotos para seguir subsistiendo. La trinchera nunca se resquebrajaba, o muy pocas veces. Hoy, con un presente más alentador, con obligaciones más atractivas que las de escapar de un descenso, el equipo conducido por Miguel Ángel Russo no aprovecha al extremo su localía.

Lo cierto es que esta historia viene desde el torneo pasado. Luego del fracaso ante Independiente, la albiceleste comenzó a levantar. Pero el elenco se cotizaba más cuando salía de casa. Aquí sufría más de lo esperado. Ni más, ni menos, sumó la misma cantidad de unidades (ocho) afuera que adentro y con un compromiso más en el Cilindro (fueron cinco y cuatro de visitante).

El Clausura 2011 lo recibió en Floresta, de manera victoriosa. Luego, ante la gran ilusión generada y el golpe de efecto por la lesión de Giovanni Moreno, ante Boca, en el primer compromiso con la gente a su favor, el equipo respondió con criterio en el juego y gran manejo de balón, pero lució una superior incapacidad para hacerse dueño del resultado. Y, de una contra inesperada, nació el baldazo frío y la primera derrota. Claro, ¿casualmente?, en casa.

Un Racing barcelonista se vio en el primer tiempo con Olimpo. Y uno anti catalán, desorbitado, dormido, salió a jugar el complemento. Tres goles asfixiantes de los de Omar De Felippe, el olor al cuarto (y, por ende, empate) y una victoria con las pulsaciones agitadas se apersonaron en el Coliseo. Y sí, se empezó a entender que ahí no había garantías de éxito.

Hoy, ante Estudiantes, se ratificó. Si bien, de arranque, un duelo contra el último campeón se supone duro, áspero, difícil, Racing tuvo sus chanches y no pudo concretar; como sí lo hizo el conjunto de Verón al maximizar el primer error albiceleste.

Además, otro dato que argumenta las filtraciones es que de los seis goles recibidos en el presente certamen, cinco fueron de local.

Por estos días, la realidad es la siguiente: el Cilindro no es un búnker confiable. Generalmente, los vencedores se hacen fuertes en su territorio. Con este panorama, en principio, La Academia tendrá que salir a buscar puntos ante Lanús para mantenerse con vida. Pero, así como logró cambiar la mentalidad perdedora, ahora, Miguel Ángel Russo deberá trabajar para ganar la próxima batalla en campo propio. Fundamental para seguir en la guerra y no plantar bandera.

http://www.racing.com.ar/

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