lunes, 13 de febrero de 2012

Silenzio Stampa

Tras el empate en Avellaneda, el grueso de los periodistas se apostó en la sala de prensa para escuchar el análisis del técnico de Racing. Sin embargo, a los pocos minutos, Alfio Basile suspendería la conferencia, acusando molestia en su garganta operada, debido al esfuerzo realizado en el partido. El Coco prometió hablar en la semana y, ahí sí, desmenuzar el encuentro ante Tigre y estudiar lo que viene.

Durante el primer tiempo se lo vio poco fuera del banco de los suplentes. Quien transmitía los mensajes era Claudio Úbeda, uno de sus colaboradores, o en su defecto, Rubén Díaz. Es que, además, no había urgencias por delante. Eran los primeros minutos de su reestreno y el equipo tenía iniciativa.

De todos modos, en el complemento y a contramano de su Racing, el Coco comenzó a tener más acción. La superioridad del visitante en el juego y la desconcentración de sus muchachos lo requerían. Desde sus gritos, Basile quiso ordenar la defensa y pedir mayor movilidad en el ataque. Mandó a moverse a los relevos, tiró a Viola a la cancha y charló constantemente con sus ayudantes. Pero no había cura. El empate cada vez tomaba más color. Y la voz del Coco se desteñía de a poco.

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